¿Cómo calificas lo sucedido el pasado día 2 de mayo con motivo de los actos de celebración del Día de la Comunidad de Madrid? ¿Todos están exagerando acerca de lo ocurrido o te parece un tema realmente serio que daña la labor de los profesionales del protocolo?
Un espectáculo bochornoso que no debería haber ocurrido. Creo que ha dañado seriamente la labor de los profesionales que, si bien no era bien entendida de por sí, este momento no ha hecho más que empañar la labor de los expertos en protocolo. Se ha utilizado el protocolo de una manera quizá muy sibilina.
¿Crees que los servicios de Protocolo de la Comunidad de Madrid actuaron correctamente o debieron ser más flexibles ante la circunstancia de contar con un ministro del Gobierno de España que no estaba invitado al acto pero que, en el fondo, es un ministro?
Creo que el protocolo es flexibilidad y por extensión los profesionales que nos dedicamos a esta profesión tenemos que hacer lo posible por gestionar el evento de manera que no enturbie el mensaje, pero, en este caso, la responsable solo hacía lo que imagino ya se había pactado con anterioridad por las partes implicadas y la anfitriona. Si finalmente hubiera subido tendrían que haber improvisado sobre la marcha y hubieran tenido otro problema. No obstante, es muy difícil comentar esto sin haber estado allí y saber todo lo que se había hablado antes. Lo que sí creo es que todos deberían saber cuál es su lugar en este desencuentro y no centrarse solo en los servicios de protocolo. Hay muchas partes implicadas.
¿Pudo evitarse el incidente o, ante las circunstancias políticas conocidas por todos, el problema no tenía solución?
Siempre hay lugar para llegar a un consenso y evitar un momento así. El problema es que es difícil gestionar los egos, sobre todo, si hay circunstancias agravantes o alevosía. Si no se cumple lo pactado, ese momento es difícil gestionar y muy difícil evitar que haya un incidente. Lamentablemente no siempre se escuchan nuestras recomendaciones y tenemos que hacer lo que nuestro jefe quiere. En este caso, además, al ser un evento de tanta importancia y con cámaras de por medio, todo se magnifica, quitando lamentablemente el protagonismo al verdadero mensaje del evento.
¿Cuál hubiese sido a tu juicio (teniendo siempre en cuenta las malas relaciones institucionales) la mejor solución?
Sin ser experta en protocolo oficial, pero viendo las similitudes en cuanto al protocolo empresarial, creo que se ha de gestionar antes ese momento y asegurarnos que no se va a dar ningún tipo de incidente que quite protagonismo al evento y al mensaje que se quiere transmitir. Si ya sabemos que vamos a tener problemas con determinado invitado, mejor evitarlo, aunque tengamos que ser flexibles y la solución no nos guste del todo, porque estoy segura de que realmente nadie quería que pasara lo que pasó y, desde luego, poniéndome en el lugar de los responsables de protocolo, ellos lo primeros. Pero, como digo siempre a mis alumnos, la gestión de egos es lo más difícil de gestionar en un evento, tanto por parte de los invitados como de tu propio jefe y eso a veces, entorpece nuestro buen hacer y se dan estos desafortunados incidentes.
¿Qué consecuencias crees que tiene este incidente para nuestra profesión? ¿Estamos indefensos ante nuestros jefes, ya sean políticos o empresariales? ¿Es bueno que haya pasado algo así para que la sociedad conozca la importancia de nuestro trabajo?
Creo que por desgracia el Protocolo ha tomado una importancia estos días que no nos ha hecho bien, máxime cuando se mezcla protocolo, política y tertulianos no profesionales en los medios. Normalmente el protocolo es un gran desconocido del que, extrañamente, todos hablan sin ser expertos en la materia o teniendo unas nociones muy básicas. Por ello, se dicen cosas que no tienen mucho que ver con la realidad de nuestro día a día.
Nuestra profesión es silenciosa; como siempre digo, se nos tiene que sentir, pero no oír, si se me permite la expresión. Además, se ha hablado de protocolo como “algo que frena” cuando es todo lo contrario y se ha dado un protagonismo no pedido a una profesional, que estoy segura preferiría seguir en el anonimato, porque es algo intrínseco a nuestra labor.
En cuanto a si estamos indefensos antes nuestros jefes, la verdad es que hay una parte en la que creo que sí, porque nos debemos a ellos, en protocolo oficial al menos tenemos un RD y es de gran ayuda, pero imagine en el protocolo empresarial que no tenemos ese RD y que cada empresa tiene su manual, si es que lo tiene.
Por mucho que asesores y recomiendes, al final te debes a lo que tu jefe quiere. Bien es verdad que nuestra profesión cada día es más un valor en alza y quienes lo saben se dejan asesorar y confían en nuestro buen hacer.
Por eso es de vital importancia que la sociedad conozca la importancia de nuestro trabajo y no solo un incidente aislado con repercusión mediática. Que la sociedad conozca cómo es de importante evitaría mucho intrusismo y daría oportunidades a todos los que nos hemos formado y se están formando en esta preciosa y silenciosa profesión. Como decía el profesor Urbina, “protocolo es hacer las cosas bien”. Creo que esa frase resume perfectamente nuestra labor.