JUAN LUIS FUENTE
(Entrevista realizada el 24 de enero de 2022 y que ahora ofrecemos también para descargar en versión PDF)
Tuvo una infancia muy feliz en su pequeña localidad natal de la Campiña Sur de Badajoz tras haber nacido en el seno de una familia de clase media que ya traía de fábrica importantes valores humanos. Colegio e instituto públicos en el mismo pueblo, veranos de piscina y adolescencia con muchos chicos y chicas en pandilla e inmerso en un asociacionismo juvenil que le llevó desde muy joven a asumir el compromiso de ayudar a los más débiles e intentar hacer un mundo mejor. Es Jesús López Santana (Llerena, Badajoz, 1969), jefe adjunto de Protocolo de la Junta de Extremadura desde 2016, y desde 2019, jefe de Protocolo de la Institución, cargo en el que sustituyó nada menos que al queridísimo Javier Castaño Jabato (felizmente jubilado), su mentor, su maestro, su amigo. Pero antes, durante treinta años, tuvo una vida intensa en la organización que le marcó para siempre: Cruz Roja de España, entidad que le permitió ser quien es y que le enseñó otra forma de entender la vida, siempre con esta referencia de cabecera: que lo primero siempre son las personas y su dignidad. Sí, estamos ante un hombre especialmente bueno, “bueno de los de verdad” que se diría, comprometido, solidario, currante, muy divertido, empático y con muchas tablas. En Cruz Roja llegó a asumir la dirección autonómica de Comunicación, Imagen y Relaciones Externas y, además, se pasó 25 años entre medios de comunicación como columnista, analista de actualidad, tertuliano… En su trabajo, por supuesto, organizada todo tipo de eventos hasta casi sin darse cuenta hacerse fuerte en protocolo. Ahora trabaja junto al presidente extremeño Guillermo Fernández Varas, de quien dice que es profundamente respetuoso con el protocolo “siempre que prime la sencillez y la cercanía por encima del boato y la distancia”. Con tanta armadura asociacionista forjada a lo largo de tantos años, no es de extrañar que también sea miembro fundador del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE), entidad que considera primordial para la profesión, hasta el punto de afirmar que este Observatorio es al protocolo “lo que las sociedades científicas son a la medicina”. Ahí queda eso.
Confluyen en usted, entre otras, tres aptitudes muy interesantes: una clara vocación solidaria, un gran talante comunicativo que le llevó a colaborar en prensa, radio y televisión y una evidente capacidad para organizar, para dedicarse a nuestra profesión. A esto se le llama un buen batido…
Más que un batido, hablaría de un recorrido vital que me ha dado la oportunidad de acumular experiencias en distintos escenarios, de conocer otras realidades, otras personas, otra forma de enfrentar la vida. Digamos que es un proceso de continuo aprendizaje en el cada una de esas experiencias ha contribuido en mayor o menor medida a formarme como ser humano y como profesional. Decía la Madre Teresa de Calcuta que la primera y más imperiosa necesidad del ser humano es comunicarse. El protocolo y la organización de eventos son, sin duda, una forma de comunicar; los medios, una herramienta para hacerlo; el bienestar de las personas, el objetivo de la humanidad.
Vayamos por partes: ¿su espíritu solidario nació con usted o lo fue adquiriendo por influencias o circunstancias de la vida?
Creo que todos nacemos iguales y es innato en el ser humano relacionarnos entre nosotros, apoyar a quien es más débil o al que sufre. Luego, la vida, la educación, las circunstancias… nos marcan y actuamos bajo esos condicionantes. En mi caso, he tenido la inmensa suerte de nacer en una familia con importantes valores humanos y de vivir experiencias en el mundo del asociacionismo juvenil que me llevaron, desde edad muy temprana, a asumir el compromiso de ayudar a quien está en peores circunstancias, a dejar el mundo en mejores circunstancias de cómo lo encontramos.
“Tuve la suerte de nacer en una familia con importantes valores humanos y de vivir experiencias en el mundo del asociacionismo juvenil que me llevaron a comprometerme en la ayuda a los demás, a dejar el mundo mejor de cómo lo encontramos”
¿Qué es para usted la solidaridad? ¿Por qué el ser humano que más o menos vive bien no acostumbra a ser tan solidario?
La solidaridad es la capacidad de empatizar con el que sufre, de ponerse en su lugar, de pensar y actuar para mitigar las desigualdades, para proteger la dignidad. Probablemente, vivimos en una sociedad muy individualizada, especialmente en lo que hemos dado en llamar “el mundo desarrollado” donde la competitividad es muy alta y el éxito y el bienestar se miden en cuestiones materiales. No es así en otras latitudes donde el concepto de comunidad es la base del éxito personal. Además, aquí, en la sociedad occidental nos cuesta ponernos en el lugar del otro y eso es un error porque en un mundo globalizado lo que ocurra en cualquier punto del planeta nos afecta a todos. Educar en valores, asumir que vivimos en una aldea global, es absolutamente imprescindible si queremos sobrevivir como humanidad.
No puedo dejar de preguntarle por el mundo de las ONG en general. ¿Algunas están politizadas o se crean por intereses?
La respuesta de la sociedad civil organizada ante los retos humanitarios que presenta nuestro mundo es el origen de las organizaciones no gubernamentales. Hasta la segunda mitad del siglo XX esta repuesta provenía de la Iglesia o de organizaciones laicas como la Cruz Roja u otras centradas en la beneficencia. A partir de finales de los años 70 se produjo una implosión de este tipo de organizaciones, la mayoría con un espíritu de cambiar cosas, de llegar donde no lo hacía la administración. Algunas realizan una gran labor, otras, no tanto. Cabría hacer una revisión.
El caso es que hace casi tres décadas comenzaba su vinculación profesional con Cruz Roja Española, en donde ocupó distintas responsabilidades. ¿Con qué se queda de su paso por esta importante institución?
La Cruz Roja es la idea de un loco genial (Henry Dunant) que a mediados del siglo XIX creyó que era necesario aliviar el sufrimiento de las guerras con absoluta imparcialidad desde la acción voluntaria y consiguió que los gobiernos de los distintos países le apoyaran. Es el mayor movimiento humanitario no gubernamental del mundo desde hace más de 150 años y está presente en 190 países. En mi caso, marcó mi vida de forma clara y contundente. Me permitió ser quien soy, me enseñó otra forma de entender la vida. Las personas son lo primero; proteger su dignidad como individuos, lo más importante.
“La Cruz Roja marcó mi vida de forma clara y contundente. Me permitió ser quien soy, me enseñó otra forma de entender la vida. Las personas son lo primero; proteger su dignidad como individuos, lo más importante”
En ella ejerció muchos y muy importantes cargos, entre ellos, la Dirección Autonómica de Comunicación, Imagen y Relaciones Externas en Extremadura durante 17 años, que se dice pronto. ¿Qué destacaría de esta etapa?
Más que cargos importantes, yo diría que durante estos 30 años he desarrollado las tareas para las que me requerían las personas que desde la alta dirección de la institución me encargaban. Entre ellas, efectivamente, la comunicación y las relaciones institucionales. Una intensa etapa en la que partimos prácticamente desde cero y con pocos recursos conformamos una estructura basada en el voluntariado que nos permitió no solo contar a la sociedad lo que hacía la Cruz Roja, sino también denunciar las injusticias, dar a conocer situaciones de precariedad, de sufrimiento y, sobre todo, sumar a empresas, administraciones y sociedad en general en la causa humanitaria.
Entre unas cosas y otras, estuvo más de 25 años desarrollando acciones divulgativas en todo tipo de medios de comunicación como columnista, analista de actualidad… ¿Le hubiese gustado estudiar Periodismo en su momento? Vamos, ser periodista.
Los medios de comunicación son una de las más poderosas armas para influir en la sociedad. En este caso, era la herramienta que teníamos en la dirección de Comunicación para llegar a los ciudadanos. Con los periodistas he aprendido, compartido, discutido y hecho grandes amigos. Al final, éramos una fuente de información y yo un contador de historias que luego el periodista transformaba en noticias. Mi mayor respeto para ellos porque hoy dependen de los intereses de los medios para los que trabajan y tienen difícil su labor de notarios de la sociedad. Creo que esta experiencia (la de contador de historias que los periodistas hacen noticias) es la mejor. No hubiera sido periodista, pero siempre es bueno tener uno cerca. Jajajaja…
En el citado cargo que tenía en Cruz Roja figuran las palabras “Relaciones Externas”. ¿Aquí ya practicaba el protocolo y la organización de eventos? ¿Cómo se produjo la vinculación con la profesión a la que hoy se dedica en cuerpo y alma? ¿Cómo empieza a trabajar en la Junta?
En efecto, no solo se trataba de contar qué hacía la Cruz Roja. Organizar eventos, actos, encuentros, colaborar con empresas, con otras organizaciones, con la administración, eran tareas fundamentales para la institución. No basta con hacer cosas en favor de otros, es necesario implicar a toda la sociedad para hacer otro mundo posible. En este sentido, era necesario formarse, conocer los usos y las costumbres de las instituciones, de las empresas, de la sociedad. Y aquí, otra de las fortunas de mi vida fue encontrar a Javier Castaño, jefe de Protocolo de la Junta de Extremadura y mi primer profesor de protocolo allá por el año 1998. No solo aprendí con él, sino que se convirtió en consultor, consejero y, sobre todo, amigo.
Ahora le iba a preguntar por él. Javier Castaño Jabato (felizmente jubilado) es esa persona a la que todos queremos y admiramos. Usted le ha tomado el relevo. ¿Le produjo vértigo sustituir a este maestro?
Javier Castaño es insustituible. Ha marcado las bases del protocolo que hoy ejercemos y es maestro de maestros. Tuve la inmersa suerte de incorporarme a su equipo en 2016 y pasó de ser mi consejero a ser mi jefe. Eso sí, siguió siendo el amigo. Es el amigo. Tras su jubilación, me ha tocado asumir la jefatura de Protocolo de la Junta de Extremadura. No es que me diera vértigo, es que fue un salto al vacío. Ojalá logre solo la mitad de lo que él hizo durante 38 años.
“Javier Castaño es insustituible. Él marcó las bases del protocolo que hoy ejercemos y es maestro de maestros. ¿Que si me dio vértigo sustituirle tras su jubilación? Vértigo no: aquello fue un salto al vacío. Ojalá logre solo la mitad de lo que él hizo”
En fin, ahora es usted la máxima autoridad en protocolo en la Junta de Extremadura. ¿Cómo se lleva ese peso? ¿Cuál es la clave para hacerlo bien en un cargo como éste? ¿Qué hay que tener para ser un buen jefe en general y de protocolo en particular?
Me resulta cuasi pretencioso lo de “máxima autoridad”. Prefiero decir que soy la persona de referencia para estas cuestiones en la Junta de Extremadura. Y pesa. Pesa mucho. Creo que el jefe o la jefa de protocolo debe ser una persona comprometida, formada, amable, discreta, con espíritu de trabajo en equipo, con capacidad organizativa, de adaptación y de toma de decisiones. También es necesario tener paciencia, diplomacia, comprensión, sinceridad… Pero, sobre todo, es necesario ser buena persona.
El protocolo que práctica día a día es, lógicamente, el oficial. ¿Cómo ve otras áreas como la empresarial, la deportiva, la universitaria…? Las valorará mucho, sobre todo, porque tendrá que trabajar con ellas en muchos actos…
Como en cualquier otra disciplina, la especialización es absolutamente necesaria. El protocolo es sociedad y, por tanto, no puede limitarse al ámbito oficial. Es imprescindible esta diversificación y la especialización. Yo trabajo en una institución, pero el 80 por ciento de los actos a los que asistimos están organizados por otros: por una empresa, por una entidad o por otra institución. Hoy, nadie se cuestiona que en medicina existan especialistas en determinadas patologías; pues lo mismo le ocurre al protocolo. Cuantas más especialidades existan, más grande será nuestra profesión.
“Hoy nadie se cuestiona que en medicina existan especialistas en determinadas patologías; pues lo mismo le ocurre al protocolo. Cuantas más especialidades existan, más grande será nuestra profesión”
¿Se organizan mejor los eventos conociendo tan bien como conoce usted los medios de comunicación? ¿La prensa manda más de la cuenta en los eventos o es que dejamos que así sea?
Ellos son, indiscutiblemente, una parte esencial del protocolo. Organizamos actos para comunicar. Por tanto, sería impensable no contar con la prensa, con la televisión, con la radio… No creo que la prensa cuente más en los eventos. Lo que ocurre es que durante mucho tiempo el triángulo protocolo – prensa – seguridad, aún coordinado, ha funcionado en modo estanco y eso era un error. De hecho, éste es un trabajo (la organización de actos y eventos) multidisciplinar donde debemos ir de la mano en la planificación, desarrollo y evaluación de los actos que organizamos,
También ha desarrollado una intensa actividad como docente en las áreas de emergencias, cooperación internacional, comunicación y, por supuesto, en organización de eventos. ¿Hubiera podido ser una cuarta opción profesional más en su vida?
La docencia es un acto de generosidad, de responsabilidad y de compromiso. ¿De qué vale tener muchos conocimientos o experiencia si no los compartimos con otros? A lo largo de la vida he desarrollado numerosas acciones de docencia siempre con ese ánimo de compartir conocimientos. Eso sí, creo que para dedicarse a ello de forma exclusivamente profesional es necesario, como en todo, formarse y acreditarse. Al igual que los periodistas, los docentes tienen mi mayor respeto.
Esto de la formación me lleva directamente al intrusismo. ¿Acabaríamos con él si se exigiesen siempre estudios de protocolo para ejercer la profesión? ¿O no viene solamente por ahí la solución al problema?
La formación reglada en protocolo es relativamente reciente en nuestro marco educativo oficial. Sin lugar a duda, contar con un grado en protocolo y organización de eventos es uno de los hitos de la profesión. Ahora bien, no basta con esto; las instituciones y empresas que contratan profesionales en este campo tienen velar por que los aspirantes cuenten con la formación requerida que habilita para el ejercicio de la profesión. Nadie concibe no contar con un arquitecto para diseñar un edificio o con un enfermero para una campaña de vacunación. Tal vez un colegio profesional vendría a ayudar en este sentido.
Es miembro fundador y tesorero del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE). ¿Qué nos dice sobre el mismo?
El Observatorio es posiblemente la organización que ha provocado una revolución en la profesión, especialmente para dar espacio al debate, a la creación de doctrina, a la visión científica y a la unión de los profesionales. Además, nació en plena pandemia a instancias de un grupo de profesionales liderados por el Dr. Carlos Fuente, profesional de reconocido prestigio nacional e internacional y se ha consolidado de manera realmente exponencial. Es cierto que las asociaciones cumplen un importante papel, pero tienen objetivos y funciones distintas. El OPPE es al protocolo lo que las sociedades científicas son a la medicina.
«El Observatorio es posiblemente la organización que ha provocado una revolución en la profesión, especialmente para dar espacio al debate, a la doctrina, a la visión científica y a nuestra unión, y se ha consolidado de manera exponencial”
Aparte de otras muchas iniciativas, el OPPE ha organizado un gran congreso de protocolo en Santiago de Compostela el pasado mes de noviembre. ¿Qué balance realiza del mismo?
El I Congreso de Protocolo y Eventos de Galicia ha sido la gran puesta de largo del OPPE. De hecho, ya estamos trabajando en la II edición. Más de 200 profesionales en modo presencial y otros tantos en remoto son la prueba de ello. Había ganas de reencontrarse y de intercambiar experiencias.
Allí ofreció una ponencia titulada Premio Europeo Carlos V. Organización, coordinación entre instituciones y acto principal del Día de Europa en España. La entrega de la distinción a la canciller Federal alemana, Angela Merkel. ¿Qué titular nos facilitaría sobre la misma?
En efecto, el Dia de Europa en España tiene parejo el acto de entrega de los Premios Europeos Carlos V que preside S. M. el Rey y estamos orgullosos de que su sede permanente sea Extremadura. Probablemente es el mayor ejercicio de coordinación conjunta de las Instituciones en materia protocolar. Todos los profesionales deberían tener la oportunidad de participar, al menos una vez en la vida, en la organización de este acto.
La entrega de este premio es uno de los eventos por excelencia en su comunidad. ¿Qué otro resaltaría?
Obviamente, el acto institucional del Día de la Comunidad que se celebra la noche del 7 al 8 de septiembre en el marco incomparable del Teatro Romano de Mérida. En los dos últimos años, no ha sido posible por la pandemia, si bien, el homenaje a las víctimas y reconocimiento a los servicios esenciales en el año 2020 tuvo una especial emotividad.
También es socio numerario de la Asociación Española de Protocolo. ¿Demasiadas asociaciones en España?
Creo que lo comenté anteriormente. Las asociaciones surgen en un momento en el que la profesión no contaba con formación reglada y han cumplido (y cumplen) un importante papel en la defensa de los intereses de la profesión. Pero es cierto que debemos hacer una revisión del modelo. El grado oficial es relativamente reciente (también lo comenté) y aún estamos en activo muchos profesionales que nos iniciamos con formación privada, muchas ganas y experiencia, hasta que hemos podido graduarnos. Sin embargo, dentro de 10 o 15 años, todas las personas que se dediquen al protocolo serán graduados como los maestros, los médicos o los ingenieros.
“¿Cómo regular el ejercicio de la profesión? ¿Cómo defender nuestros derechos? ¿Cómo vernos representados a través de una entidad de derecho público? Solo se me ocurre que sea a través de un colegio profesional”
¿Necesitamos un colegio profesional?
El OPPE, como decía, es un órgano científico y las asociaciones son muchas y no aglutinan a todos los profesionales… ¿Cómo regular el ejercicio de la profesión? ¿Cómo defender nuestros derechos? ¿Cómo vernos representados a través de una entidad de derecho público? Solo se me ocurre que sea a través de un colegio profesional.
¿Hay que renovar el Real Decreto de Precedencias?
Nuestro R.D. es del año 1983 y nació con el ánimo de actualizar la normativa anterior y adaptarla a la Constitución de 1978. En los últimos cuarenta años han cambiado muchas cosas en nuestro país, en nuestro desarrollo autonómico y en nuestra evolución como sociedad. Durante este tiempo, ha experimentado muy leves adaptaciones. Las comunidades autónomas han desarrollado sus propias normativas, se han creado distintas figuras que no se contemplaban y lejos de ser una herramienta de trabajo, el R.D. se ha convertido en ocasiones en un punto de discrepancia y de complicaciones para el correcto desarrollo de los actos. Sin duda, es necesario hacer una profunda revisión, actualización y adaptación a la sociedad actual.
“Lejos de ser una herramienta de trabajo, el R.D. se ha convertido en ocasiones en un punto de discrepancia y de complicaciones para el correcto desarrollo de los actos. Sin duda, es necesario revisarlo, actualizarlo y adaptarlo a la sociedad actual”
¿Su presidente, Guillermo Fernández Vara, le deja hacer o marca muy de cerca la organización y el protocolo?
El actual presidente de la Junta de Extremadura es una persona profundamente respetuosa con el protocolo y el ceremonial, como también, me consta, lo fueron los anteriores. En el caso de Fernández Vara, siempre recomienda que prime la sencillez y la cercanía sobre el boato y la distancia. Al fin y al cabo, somos meros administradores temporales de unos bienes (materiales e inmateriales) que no son nuestros, si no del pueblo soberano. No en vano, la política y el protocolo tienen en común que son actos de servicio a Extremadura y a España.