JUAN LUIS FUENTE
(Entrevista publicada en esta misma página el 9 de diciembre de 2021 y que ahora ofrecemos también para descargar en versión PDF)
Podríamos definirla como una persona muy sensible, con un alto grado de compromiso, leal, franca y empática que tiene consigo misma (y con los demás) un enorme nivel de exigencia, algo que ella misma reconoce como un aspecto negativo, algo que quienes la conocen no comparten. Sí, es muy exigente, lo cual no es pecado, sino virtud. Y gracias a ello puede presumir de haber realizado muchas y muy importantes tareas en la vida como maestra y psicopedagoga que es (además de profesional del protocolo, obviamente). Le encanta leer, caminar, escribir y ver el mar, y su felicidad es plena cuando puede disfrutar a tope de su familia, que es lo que más le importa en el mundo. Se trata de Lucía Suárez Rodríguez (Santa Cruz de Tenerife, 1956), adjunta a la jefatura de Protocolo del Gobierno de Canarias, una persona discreta que se prodiga poco y que tiene aspiraciones tan sencillas y a la vez tan bonitas como recibir simplemente una sonrisa, una mirada o una palabra de cariño. “Es la riqueza a la que aspiro”, dice. Una mujer que sorprende y que cautiva en la conversación, la cual mantiene ágil, con firmeza y con dulzura al mismo tiempo. Y con las cosas muy claras. También es vocal de la junta directiva del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE), del cual afirma que, de momento, y con el poco tiempo que lleva en funcionamiento, “su mayor logro ha sido unir a la profesión”.
Como decía, es usted maestra y psicopedagoga, nada más y nada menos. ¿A qué se debe esta inclinación docente?
Verá, desde muy pequeña admiraba a las personas que poseían muchos conocimientos. Y al mismo tiempo sentía gran curiosidad por aprender cosas nuevas.
Ideal para estudiar los fenómenos psicológicos capaces de mejorar los métodos didácticos y pedagógicos para organizar mejor los eventos…
Pues sí, a mí la formación en esos campos me ha resultado muy útil en la organización de los eventos. Aplicar las habilidades que me ha proporcionado la psicología cuando se plantean diferentes opciones e ideas sobre un mismo acto, requiere de cierta formación didáctica y pedagógica para expresarlas y para llevarlas a la práctica.
“Mi formación en psicopedagogía me ha resultado muy útil en la organización de los eventos. Aplicar sus habilidades cuando se plantean diferentes opciones e ideas sobre un mismo acto, requiere de cierta formación didáctica y pedagógica para expresarlas y para llevarlas a la práctica”
Por citar solo algunas secuencias de su pasado, fue profesora de Educación General Básica en la Agrupación Pedagógica Montortal de Valencia, estuvo en un centro de educación de adultos en Granada y fue tutora de Documentación y de Psicopedagogía en la Universitat Oberta de Catalunya.
¡Qué recuerdos! Mi trayectoria profesional ha pasado por varias etapas y, sin duda, la de docente ha sido la más gratificante. Como decía al principio, aprender y a la vez compartir conocimientos es lo que más admiro en las capacidades de las personas. Una de las etapas más satisfactoria fue cuando ejercí como profesora de formación de personas adultas. Nada es comparable a sentirte parte de la experiencia de que una persona que ha llegado a la vejez sin saber leer, con tu ayuda llegue a interpretar un texto escrito.
¿Cuánto le sirvió para el mundo de los eventos?
El mundo de los eventos… el protocolo, como sabemos es orden y comunicación; la enseñanza se lleva a cabo comunicando, trasladando y compartiendo conocimientos de manera ordenada.
¿Qué puede hacer la Psicología por quienes se dedican a esta profesión tan sumamente estresante?
La psicología y más concretamente la psicología positiva es fundamental. Como herramienta desestresante soy una firme defensora del mindfulness, que, en palabras del prestigioso doctor Mario Alonso Puig, es el entrenamiento que nos enseña el arte de mantener la calma en medio de la tempestad.
También fue profesora de Protocolo y Relaciones Públicas en la Escuela Universitaria de Turismo Iriarte. ULL. Tenerife y en los cursos de formación de la Policía Local de Canarias, entre otros.
En realidad, lo sigo siendo y ésta es una faceta que me permite disfrutar de lo que más me gusta: enseñar.
¿Por qué dio el giro hacia el mundo del protocolo y la organización de eventos? (También tiene el Grado en Protocolo y Organización de Eventos).
Como personal de la Administración Pública Canaria, en un momento determinado me propusieron realizar tareas de protocolo. En esos instantes mi formación en ese ámbito era muy escasa, se reducía a los cursos que suele impartir el Instituto Canario de Administración Pública (ICAP) porque lo cierto es que nunca me había planteado trabajar en protocolo. Por convencimiento y ética no concibo hacerlo en un ámbito en el que no tengo formación y de forma inmediata comencé a estudiar empezando por el máster en Gestión y Organización de Eventos, Protocolo, Ceremonial y Relaciones Institucionales. Cuando lo terminé no dudé en completar la formación con el Grado Oficial que se inició precisamente ese mismo año.
Ya llevamos más de una década con estudios oficiales en Protocolo y no acabamos con el intrusismo profesional. ¿Qué hacemos?
En algunas profesiones, es difícil combatir el intrusismo. Este es uno de los asuntos principales que ocupa al Observatorio y desde donde, a mi entender, tienen que salir soluciones que ayuden a acabar con él. Desde mi punto de vista, por parte de las personas que trabajamos en protocolo y que tenemos la formación necesaria para hacerlo, debemos demostrar su importancia y la mejor manera es haciendo un trabajo impecable donde dejemos claro que es indispensable estar muy bien formados. Demostración que debe llegar a instituciones y empresas y también a las personas que se aventuran a realizar un trabajo que en realidad desconocen.
“En algunas profesiones como la nuestra es difícil de combatir el intrusismo. Este es uno de los asuntos principales que ocupa al Observatorio y desde donde, a mi entender, tienen que salir soluciones que ayuden a acabar con él”
¿Cómo y cuándo fue su llegada al departamento de Protocolo del Gobierno de Canarias?
Yo trabajaba en la Consejería de Agricultura y de pronto recibí una llamada inesperada desde la Consejería de Presidencia, a pesar de no había manifestado mi intención de irme de Agricultura, aunque es cierto que lo necesitaba después de catorce años haciendo el mismo trabajo. Me propusieron ocuparme de la organización de eventos en la Dirección General de Justicia (por aquel entonces se hacían muchas actividades de Justicia en Canarias). Sentí un poco de vértigo porque, como digo, ni lo esperaba ni había trabajado nunca en protocolo, aunque sí que en mi época como profesora de adultos había organizado muchas actividades que tenían gran relación con la planificación y organización de actos. Acepté porque tenía muy cerca una extraordinaria profesora particular con la que tuve la enorme suerte de trabajar, una de las mejores profesionales de protocolo que había en Canarias. Estando en la Consejería comenzaron a llamarme para colaborar en algunos actos de la Presidencia del Gobierno. Llegó el final de la Legislatura y al comienzo de la siguiente me propusieron formar parte del equipo de protocolo del presidente del Gobierno.
La sede de la presidencia de Canarias alterna entre Las Palmas y Tenerife por periodos legislativos, residiendo el vicepresidente en sede distinta a la del presidente. ¿Es esto un incordio para el buen hacer de las tareas profesionales del protocolo?
Sí, la Comunidad Autónoma de Canarias tiene la particularidad de la capitalidad compartida entre las dos provincias. Esto no supone problema porque el jefe de protocolo reside en Gran Canaria, en la provincia de Las Palmas, y tanto otra compañera que se ha incorporado recientemente al equipo, como yo residimos en Tenerife. Por tanto, las dos provincias quedan cubiertas. Lo que quizás resulta más incómodo es la geografía de las Islas, territorialmente fragmentadas, lo que obliga a realizar desplazamientos en avión. Aunque para las personas que vivimos en Canarias coger un avión es casi como coger una guagua.
Llevamos más de dos meses de tragedia en La Palma con el famoso volcán, lo que hizo que visitaran esta isla las más relevantes autoridades. ¿Cómo vivieron en su gabinete esos momentos duros e intensos?
Los seguimos viviendo. Es cierto que hay momentos en que la agenda parece imposible de realizar, pero funcionamos como un equipo muy cohesionado y generalmente el jefe de protocolo es el que se desplaza, mientras nosotras vamos actualizando y modificando los programas casi de forma permanente, teniendo preparado siempre un plan B, dos o tres opciones de programa, cartelería también duplicada, croquis de mesas con varias posibilidades, etc. Y, por supuesto, la colaboración con el personal de las instituciones insulares y una actualización constante de los contactos que facilite una rápida comunicación.
Acaba de celebrarse hace un mes el Congreso de Protocolo y Eventos del Observatorio en Santiago de Compostela en donde usted ofreció precisamente una interesantísima ponencia que se tituló ‘Caso volcán de La Palma: el papel de protocolo en la gestión de crisis’. ¿Nos la resume en unas pocas líneas?
Es difícil resumir una ponencia en pocas líneas. Estuvo centrada en las estrategias que llevamos a cabo para realizar nuestro trabajo en una situación muy diferente a la habitual. Destacamos la colaboración y la unidad de todas las instituciones, centrales, autonómicas y locales. Y ponemos mucha atención en el acercamiento de las autoridades a las personas afectadas por el volcán.
En protocolo, ¿siempre trabajó en el mundo oficial? ¿Qué opina de otros campos como el deportivo, el universitario y especialmente el empresarial? ¿Están suficientemente valorados?
La verdad es que el protocolo llegó a mi vida sin esperarlo, pero se ha convertido en una pasión. Aunque el ámbito que me gusta es el institucional, porque es el que practico y conozco más profundamente. Precisamente es el protocolo empresarial el que ocuparía el segundo lugar en mis preferencias. Es cierto que está poco valorado y se merece un reconocimiento porque la imagen de la empresa depende en gran medida del protocolo que se aplica en ella.
¿El protocolo que se practica en Canarias tiene “un color especial” por aquello de estar tan lejos de la península?
Es exactamente igual que en toda España. Si tuviera que señalar una diferencia, aunque es algo que no hacemos en Presidencia, sería que cuesta un poco fijar una etiqueta. El clima impone una determinada forma de vestir y aquí, excepto que no se especifique, se suele acudir a los actos con ropa de sport.
“El protocolo en Canarias es exactamente igual que en toda España. Si tuviera que señalar una diferencia, sería que cuesta un poco fijar una etiqueta. El clima se impone y aquí, excepto que no se especifique, se suele acudir a los actos con ropa de sport”
Su vinculación con la Universidad Oberta fue a más: llegó a ser miembro de su Consejo Alumni e incluso embajadora de esta Universidad en Canarias.
De momento nadie me ha dicho que ya no lo sea. Sí, sigo siendo embajadora de la UOC, me une una relación muy intensa con esta Universidad, donde he tenido diferentes perfiles, primero como alumna, luego como tutora de Documentación y de Psicopedagogía, como miembro del Consejo Alumni, como representante de Alumni UOC en Canarias y también como embajadora en Canarias.
También es vocal de la junta directiva del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE). ¿Ha conseguido este colectivo ser el gran aglutinador de las muchas asociaciones de protocolo que existen en España? ¿Cuál cree que ha sido su gran logro en el poco tiempo que tiene de vida y cuáles prevé que van a ser otros posibles éxitos en su futuro?
No tengo ninguna duda en afirmar que el mayor logro ha sido conseguir la unidad de las y los profesionales. Como en cualquier otra disciplina aquí también hay diferentes corrientes, pero es lo que hace que se enriquezca cualquier profesión. Otros posibles éxitos se conseguirán a medida que vaya dando fruto el trabajo de las diferentes comisiones creadas en las que tengo puestas muchas expectativas. Sobre todo, en las relacionadas con la visión de género del protocolo, en la universalidad de la formación para ejercer la profesión, así como que en el ámbito institucional se creen plazas específicas que requieran la titulación en protocolo.
Además de haber celebrado casi treinta jornadas online en tan poco tiempo de existencia, también organizó el citado congreso de Santiago de Compostela. ¿Con qué se queda de este encuentro?
Con este encuentro me quedo precisamente con el reencuentro y la satisfacción de ver que es posible la unidad de las personas que nos dedicamos a esta fascinante profesión y que nos sentimos felices e ilusionados caminando juntos. Particularmente me sentí muy bien acogida y arropada y sobre todo feliz de haber aportado algo de claridad sobre lo que está pasando en la Isla de La Palma.
Por cierto, también está en otro Observatorio que no tiene nada que ver con éste.
Ah, sí. En estos momentos, formo parte como vicepresidenta del Observatorio Cultural Domingo Pérez Minik. Acercar la cultura en cualquiera de sus facetas a la sociedad es una de mis grandes inquietudes. Y desde el Observatorio estamos realizando actividades muy interesantes, como dinamización de barrios en Santa Cruz mediante el proyecto LATIDOS, encuentros literarios, etc.
¿Lenguaje inclusivo cien por cien en protocolo? Háblenos del género en la profesión.
Me gusta más hablar de lenguaje igualitario. Si eso implica lenguaje inclusivo cien por cien, pues sí. Cuando hablamos de algo tan arraigado en la sociedad como es la diferencia de género, si no empezamos de abajo hacia arriba, eliminando poco a poco todos esos indicios que hacen alusión a una diferencia que solo es biológica, no conseguiremos una sociedad igualitaria donde la propia evolución social reclama ir más allá en la búsqueda de una equidad de trato, de respeto entre todos los seres humanos. Ahora bien, seguimos enfrentados a la necesidad de buscar la igualdad mediante sistemas poco efectivos como la utilización de un mal empleado lenguaje inclusivo o legislaciones basadas en la discriminación positiva de la mujer. Empezar la lucha de abajo hacia arriba requiere una total sintonía en los ámbitos familiar, educativo y social. Eliminar cualquier comportamiento o lenguaje con el que se establezcan las diferencias preconcebidas por razón del género o de lo contrario seguiremos teniendo una actitud muy pobre para la sociedad avanzada que pretendemos ser.
“Sí, lenguaje igualitario cien por cien. Cuando hablamos de algo tan arraigado en la sociedad como es la diferencia de género, si no empezamos de abajo hacia arriba eliminando poco a poco todos esos indicios que son solo biológicos, no conseguiremos una sociedad igualitaria”
En Canarias no tienen ninguna asociación territorial de protocolo.
Ha habido algún intento de sacar alguna adelante, pero, según creo, ha quedado en eso, en un intento. Desde mi punto de vista, la sociedad canaria no es muy asociativa o, por lo menos, cuesta mucho sacar adelante una asociación.
¿Colegio profesional sí o no?
Opino que sí es necesario porque esta profesión necesita arraigarse, crearse prestigio. Algo que ya se está consiguiendo con el Observatorio, pero pienso que la creación del colegio profesional sería un elemento definitivo.
¿Imprescindible actualizar el Real Decreto de Precedencias?
Es tan imprescindible como complicado. Cada vez se hace más necesario y yo diría que en las comunidades autónomas que tenemos un reglamento de precedencias como es Canarias, más aún. Aunque entre instituciones hemos llegado a acuerdos más o menos tácitos, las lagunas o imprecisiones en ‘el peinado’ de ambas normativas nos generan algunas diferencias.
“Es necesario actualizar el Real Decreto, sobre todo, para comunidades autónomas como Canarias en las que ya tenemos un reglamento de precedencias. Aunque entre instituciones hemos llegado a acuerdos tácitos, las lagunas en ‘el peinado’ de ambas normativas nos generan algunas diferencias”
¿Qué le falta al protocolo actual para que esté en máxima plenitud? Además, ahora sí que existen buenos programas oficiales de formación universitaria para ejercer la profesión. ¿O no? ¿Son mejorable?
Para estar en máxima plenitud le falta que las instituciones, empresas, etc. reconozcan a las y los profesionales del protocolo como indispensables en la organización de los eventos. Otro elemento del que carece es la valoración de la formación universitaria como imprescindible para ejercer las funciones en la misma medida que la de cualquier otra profesión. Por supuesto, deseo que las plazas de protocolo sean ocupadas por profesionales con formación universitaria específica. ¿Los programas de formación podrían ser mejorables? No lo sé, pero lo que sí es manifiestamente mejorable es la visión y la valoración de las y los profesionales que ya han accedido a esa formación.
Para trabajar en protocolo se requiere un determinado perfil. ¿Cuál o cuáles considera que deben ser las características más importantes para desarrollar esta labor?
Sin duda alguna, la discreción, y a partir de ahí, la humildad, la empatía, el saber estar… Cuando llegas al mundo del protocolo comienzas a relacionarte con gente que ocupa un lugar público y si no posees esas características personales puedes caer en la trampa de sentirte importante y cometer el error de hacerte visible, de querer destacar. Y sí, somos importantes como personas, nuestro trabajo es importante, pero no somos personas públicas y, por tanto, también forma parte de nuestro trabajo permanecer en la sombra. La mayor elegancia la demostramos siendo discretas, discretos.
¿Qué aspectos considera indispensables para trabajar en protocolo en una institución como la presidencia del Gobierno Autonómico?
Pues, parte de esos aspectos los he nombrado ya: un determinado perfil que reúna discreción, lealtad, saber estar, compromiso. Además, es indispensable un buen equipo, ya sea de dos, tres o diez personas. Aunque se discrepe o no se comparta el mismo punto de vista ante un determinado asunto, la defensa de la decisión que se tome debe ser unánime.
Acabamos, pero antes dígame quién o quiénes han sido sus maestros.
He tenido muchas maestras y maestros. La primera, mi madre. Poseo un enorme repertorio de refranes que se los debo a ella y, para mí, los refranes son signos de sabiduría. Mis hijos son mis dos grandes maestros, cada día aprendo de ellos. Y el más importante y del que más he aprendido es mi marido. Toda una vida aprendiendo con él, arte, geografía, historia, filosofía…y también el arte de amar.