JESÚS LÓPEZ SANTANA
Jefe de Protocolo de la Asamblea de Extremadura
En el marco de la convivencia humana, las normas y reglas de conducta socialmente aceptadas son determinantes para el desarrollo de una sociedad respetuosa. Las muestras exageradas para expresar emociones se alejan absolutamente de este concepto.
La actuación del Sr. Rubiales en el palco es un claro ejemplo de falta de decoro y una exageración para expresar la emoción ante la victoria de la selección española de fútbol femenino. Unos gestos que generan rechazo social, daño a la reputación personal y a la de la institución que representa, cuya percepción por parte de la sociedad es negativa e incluso pueden derivar en problemas de índole legal, como hemos visto posteriormente.
Obviamente, de forma “quasi” inmediata hubiera sido imprescindible realizar unas declaraciones de disculpa clara y contundente, asumiendo el error y las posibles consecuencias que, obviamente, acarrean.
Si bien esta actitud genera rechazo, más aún tuvo su actitud con las jugadoras en general y con la señora Hermoso en particular al besarla en la boca de manera, según se aprecia en las imágenes, forzada y después, se confirmó no fue consentida.
Este tipo de conductas son absolutamente inadmisibles por parte de cualquier persona, pero se convierten en especialmente reprobables si vienen del máximo representante de una organización y se realizan desde una relación de superioridad frente a la persona afectada.
Desde el punto de vista del Protocolo, a todos nos consta que en la preparación de los actos los responsables de esta área cuidamos hasta el más mínimo detalle la preparación, la secuencia, vestimenta, ordenamiento, intervenciones… A pesar de ello, el viejo dicho “Todo está previsto menos lo que va a ocurrir”, supone aquí un claro ejemplo provocado por el comportamiento inadecuado de alguien que debiera ser un ejemplo de urbanidad, decoro y buen gusto. La sociedad ha manifestado de forma clara y rotunda su rechazo a estas actitudes que no admiten ninguna justificación.
El Protocolo es un arte que se nutre de la técnica y del corazón para organizar eventos que transmiten un mensaje con el ánimo de fomentar el respeto, mejorar la convivencia, facilitar la comunicación, promover la igualdad y la inclusión y servir de modelo para las futuras generaciones.
Los hechos que comentamos suponen todo lo contrario. Por ello, también desde esta querida profesión, solo cabe un rotundo “SE ACABÓ”.