Por JUAN LUIS FUENTE
Pese a nacer en Madrid (14 de mayo de 1980), para ella Alcalá de Henares es la ciudad más bonita del mundo, la localidad en la que lleva trabajando como jefa de Protocolo de su ayuntamiento desde hace siete años. Hablamos de Úrsula Valenciano Rodríguez, una especie de alumna a la que le gusta estar aprendiendo permanente. Y, sobre todo, una muy buena persona con un claro objetivo de vida: su familia, “ver crecer a mis hijos y crear momentos juntos”. Le encanta la lectura y tocar el acordeón y el piano. Afirma, respecto a su trabajo, que el protocolo local, por ser el más cercano a los ciudadanos, “tiene tanta importancia como cualquier otro”.
Sobre tu perfil, sorprenden dos aspectos: que seas Diplomada Universitaria en Enfermería, habiendo ejercido profesionalmente en la materia y también ser intérprete oficial de lengua de signos.
Cierto, mi currículum es bastante diverso profesionalmente, aunque estas profesiones tienen en común la prestación y la vocación de un servicio hacía los demás. También es verdad que soy una persona muy inquieta, curiosa y disfruto mucho aprendiendo.
¿Y cómo llegaste al mundo del protocolo?
Durante dos legislaturas pertenecí a la junta directiva de la Federación Española de Intérpretes de Lengua de Signos como responsable del área internacional representando y defendiendo esta profesión en encuentros internacionales. El hecho de asistir a estos eventos me incitó y me motivó el aprendizaje del protocolo y la organización de eventos.
También has escrito artículos. Uno de ellos se titula ‘Hablar con las manos, escuchar con los ojos: recursos para personas sordas en el ámbito sanitario’. Me quedo con la primera parte del título: ¿ves cierta similitud en protocolo respecto a lo de hablar con las manos y escuchar con los ojos?
Completamente. Los pequeños detalles en protocolo marcan la diferencia y el observar esos detalles mínimos, “escuchar” todo lo que quieren decir, es fundamental para una buena organización, así como esas pequeñas señales que a veces realizamos de forma imperceptible para dar indicaciones. Al final todos escuchamos con los ojos y hablamos con las manos en cierta manera.
En general, psicológicamente, no sé si la lengua de signos hace que tu mente esté más abierta para captar infinidad de asuntos que se suceden en la organización de todo tipo de eventos…
La paralingüística es una parte fundamental de la comunicación. Son todos los detalles de movimientos, gestos, actitudes, miradas, etc. que van más allá de lo que decimos, del movimiento de las manos. Todo ello es fundamental en el mensaje que transmitimos. Tengo que agradecer especialmente el haber trabajado con personas sordociegas. El hecho de guiar a una persona que no ve y no oye, trasladar no sólo lo que escuchas y oyes, sino lo que ves, el entorno, las personas de alrededor, los colores y sensaciones… creo que esto sí me ha aportado mucho.
¿Qué es lo que más te define como profesional del protocolo?
Suena a tópico, pero el poner alma y pasión en lo que hago, con todo lo que implica. También el ser multidisciplinar, el realizar el trabajo con integridad, de forma ecuánime y continuar aprendiendo siempre.
Háblanos de tus principales obligaciones en materia de protocolo.
Mis responsabilidades van unidas a la organización de actos y eventos de una ciudad como Alcalá de Henares, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Organización y coordinación de eventos con asistencia de autoridades, presidencias, ubicaciones, orden de intervenciones, movimientos, supervisión de la producción del evento, coordinación con distintas instituciones y administraciones… además de la asistencia y asesoramiento a autoridades y compañeros en materia de protocolo, en honores y distinciones, etc.
En muchas ocasiones, el protocolo en el ámbito municipal tiene menos repercusión que otros de carácter regional o nacional. ¿Estás de acuerdo? ¿Tiene el protocolo local el reconocimiento que se merece?
Deberíamos definir “repercusión”. Es cierto que tiene menor repercusión mediática, que en los tiempos en los que vivimos es la medida para todo, y entonces efectivamente seríamos el hermano pequeño del protocolo. Pero, en mi opinión, si medimos esa repercusión en cantidad y en la repercusión directa con la ciudadanía, creo que somos el protocolo más cercano y, por tanto, tan importante como en los distintos niveles.
¿Tenéis un reglamento propio de protocolo?
Tenemos un Reglamento de Honores y Distinciones, pero no uno propio de protocolo. Sí lo considero útil y necesario, aunque siempre tienes referencias a las que acudes cuando debes consultar alguna cuestión. Es un propósito que me gustaría llevar a cabo.
“En Alcalá de Henares tenemos un Reglamento de Honores y Distinciones propio, pero no uno de Protocolo. Lo considero útil y necesario, aunque siempre tienes referencias a las que acudes cuando debes consultar alguna cuestión. Es un propósito que me gustaría llevar a cabo”
¿Qué es lo que más duro te resulta a la hora de desarrollar tu trabajo en el ayuntamiento? ¿Cuáles son los principales eventos que organizáis desde tu gabinete de Protocolo, esos que llevan seña de identidad propia para los vecinos de tu ciudad?
No considero este trabajo especialmente duro. Vengo del ámbito sanitario, de trabajar en urgencias, con situaciones vitales comprometidas, y creo que esto me da una cierta perspectiva de la dureza y la tensión. Podría decir el volumen de trabajo y el nivel de autoexigencia. En Alcalá de Henares, sin duda, el acto de entrega del Premio Cervantes es una seña de identidad en nuestra ciudad, así como actos tan representativos como la celebración de la Semana Cervantina, en torno al 9 de octubre, entre otros.
Alcalá de Henares es Ciudad Patrimonio de la Humanidad…
En efecto, y eso hace que tenga una gran riqueza cultural, histórica y patrimonial en todos los sentidos y que genere un gran volumen de eventos y actos. A finales de agosto, realizamos el pregón de las fiestas de San Bartolomé, las mayores de Alcalá, y es un acto con gran volumen de personas y con un espíritu festivo que contagia, y donde hay que mantenerse con la distancia profesional pertinente para que todo se desarrolle de forma excelente.
¿Qué opinas del Real Decreto de Precedencias? ¿Hay que actualizarlo?
Creo que todos profesionales del protocolo coincidimos en la necesidad de su actualización, aunque la complejidad administrativa e institucional actual, así como la velocidad de transformación de dichos organismos nacionales y supranacionales lo dificulta enormemente. La España de 1983 dista mucho de la actual.
En general, ¿cómo ves la profesión en España? ¿Estás de acuerdo con que se exija una titulación en protocolo para ocupar puestos de trabajo públicos en esta especialidad?
Por supuesto. La formación académica siempre da rigor, competencia y reconocimiento a las profesiones. Creo que sesiones como la que hubo durante la pandemia, precursoras del actual Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos, que aglutinaron a miles de profesionales, evocan la necesidad de unión, referentes y colaboración en la profesión.
¿Qué recomendarías a los futuros profesionales del protocolo?
Que nunca dejen de aprender. Que el protocolo, como la mayoría de las profesiones, conlleva unos conocimientos, aptitudes, actitudes, y competencias que van más allá de los propios de la formación de protocolo. Todo lo que llevamos en nuestra mochila de conocimientos y experiencias a lo largo de la vida tiene cabida y utilidad en el desarrollo de un buen profesional.