Por JUAN LUIS FUENTE
No nació en Santiago, pero Compostela es su casa, y su ayuntamiento, el lugar donde desarrolla su actividad profesional desde 1992. Fue en este año cuando empezó a colaborar desde el gabinete de alcaldía en pequeñas tareas con el departamento de Protocolo, labores que poco a poco crecieron y crecieron hasta que en 2015 se puso al frente del mismo. Hablamos de Sonia Mira López (Baio-Zas, La Coruña. 1969), responsable de Protocolo y Relaciones Públicas del Ayuntamiento de Santiago, la ciudad que le dio la oportunidad de evolucionar profesionalmente y dedicarse a lo que más le gusta. Estamos ante una mujer honesta consigo misma y con los que la rodean, cuya máxima aspiración no es otra que tener salud. “Casi todo lo demás se puede conseguir con esfuerzo y constancia”, afirma esta magnífica profesional que siempre que puede (pocas veces) se escapa con su familia a disfrutar de los maravillosos paisajes de la comarca en la que nació: la Costa da Morte. Allí es feliz con su familia y su grupo de amigos. En efecto, pocas veces. Porque, como ella misma dice, “la falta de personal me obliga a no bajar nunca la guardia” y, por supuesto, “a estar siempre a cien cosas a la vez”, afirma.
Creo que el protocolo municipal no tiene el reconocimiento que se merece. Trabajáis más y con menos medios humanos.
Absolutamente de acuerdo. En mi caso concreto, el departamento cuenta solamente con un administrativo que se encarga de la parte de facturación y contratos menores, que no son pocos teniendo en cuenta el número de actos que se celebran en Santiago. El que no haya una persona que pueda sustituirme en caso de ausencia condiciona mi disposición de días libres o vacaciones. Hace unos años la plantilla de protocolo era de tres personas. En líneas generales, la falta de personal es un problema estructural en la Administración Pública y en el Ayuntamiento de Santiago en particular, no solo en el departamento de Protocolo. Las plazas de funcionarios que se jubilan se van amortizando, lo que implica que los servicios se queden con menos de la mitad del personal.
¿Percibes que los vecinos de Santiago de Compostela se toman en serio el protocolo? ¿Y las principales autoridades políticas, económicas sociales de tu municipio?
En general creo que sí. tanto los vecinos, como las autoridades y organismos de la ciudad son conscientes de su importancia para la mejor preparación y éxito de los eventos a los que asisten o que organizan. Con frecuencia muchas entidades me piden asesoramiento para ordenar presidencias y orden de intervenciones. Y, por supuesto, me siento encantada de poder colaborar.
“Tanto los vecinos, como las autoridades y organismos de Santiago de Compostela son conscientes de la importancia del protocolo para la mejor preparación y éxito de los eventos a los que asisten o que organizan”
Vayamos a tu perfil laboral. ¿Cuáles son tus señas de identidad propias como profesional del protocolo?
Creo que el rigor, la honestidad y el compromiso con mi institución. Me considero además una persona con empatía en mis relaciones con los demás, por lo que creo que son estos los caracteres que me definen como profesional en protocolo y relaciones humanas.
¿Cuáles son tus principales obligaciones en materia de protocolo?
Santiago de Compostela, por ser meta del Camino, capital de Galicia, sede arzobispal y de las instituciones, ciudad universitaria y congresual, ejerce una enorme capacidad de convocatoria nacional e internacional, lo que se traduce en una gran carga de actos y visitas protocolarias, y el Ayuntamiento, de una u otra manera, se ve siempre implicado. Entre mis obligaciones diarias están la organización de recepciones de todo tipo en el ayuntamiento (a grupos de peregrinos, a escolares erasmus, a cónsules y embajadores, etc.), la gestión de la participación de la alcaldesa en los numerosos actos a los que se la invita y a los que suelo acompañarla, además de la preparación de los actos propios del ayuntamiento, como la entrega de títulos, honras y condecoraciones, las asambleas del Grupo Ciudades Patrimonio de la Humanidad, la Gala del Deporte o el Día Internacional de las Mujeres y otros muchos que se celebran a lo largo del año, además, claro está, el de la Ofrenda Nacional al Apóstol cada 25 de julio, que es probablemente el de mayor relevancia y nivel protocolario que la ciudad organiza.
Háblanos de este último.
Es la celebración por excelencia del Ayuntamiento de Santiago, un acto complejo con una gran concurrencia de autoridades en el que se combina el protocolo militar, el eclesiástico y el civil, lo que exige un importante y minucioso trabajo de previsión y organización.
“La Ofrenda Nacional al Apóstol cada 25 de julio es un acto complejo con una gran concurrencia de autoridades en el que se combina el protocolo militar, el eclesiástico y el civil, lo que exige un importante y minucioso trabajo de previsión y organización”
¿Qué es lo que más duro te resulta de tu trabajo en el ayuntamiento?
El déficit de personal en el departamento. Pero no sería justa si no dijese que es fundamental la colaboración del área municipal de comunicación, con el que trabajo en permanente y perfecta sintonía y que supone un gran soporte para mí. No obstante, al no contar con ayuda directa en Protocolo, me veo obligada a no bajar nunca la guardia y a estar permanentemente a cien cosas a un tiempo. Aunque para determinados actos de mayor magnitud puedo contratar a una empresa de eventos que me ayude, lo cierto es que en el día a día me siento como en la película: “sola ante el peligro”.
Seguro que durante los dos pasados años ‘jacobeos’ (se añadió uno más por la pandemia) aumentó tu trabajo.
Justamente en ese período concreto no estuve al frente del departamento de protocolo, pero sí lo viví en otros años santos y puedo asegurar que la carga protocolaria aumenta y el acto de la Ofrenda al Apóstol en particular se complica todavía un poco más porque es costumbre que sean SS.MM los Reyes los que la realicen personalmente y esto supone, como es obvio, unas medidas añadidas de seguridad y organización. Me consta, de todas maneras, que en los dos años de restricciones debido a la pandemia hubo que reinventar una nueva forma de celebrar este acto, incorporando las obligadas medidas de seguridad sanitarias, con muchísima menos afluencia de invitados y autoridades, sin parada militar para rendir honores a S.M. el Rey y con la catedral en obras de restauración, lo cual obligó a trasladarlo todo a otra iglesia… En fin, hubo que adaptarse a circunstancias y restricciones muy complejas.
Realmente, ¿qué es lo que más duro te resulta a la hora de desarrollar tu trabajo?
Como ya mencioné, lo más duro es no contar con un equipo humano estable en el departamento. Enfrentar una carga de trabajo tan intensa a la ausencia de personal suficiente requiere un sobreesfuerzo constante por mi parte para intentar que nada quede sin atender. El que, por ejemplo, no haya una persona que pueda sustituirme si me veo en la necesidad de ausentarme unos días me genera una lógica inquietud.
Además, las autoridades para las que trabajas deben preferir tener siempre a su lado a la misma persona…
Hay determinados momentos o actos en los que sí prefieren que sea el responsable de protocolo el que esté a su lado, pero hay otros en los que podría estar otra persona del departamento, en caso de disponer de ella.
¿Tenéis en Santiago de Compostela un reglamento propio de protocolo?
No lo tenemos y, particularmente, sí que lo considero necesario. La presencia de los tenientes de alcalde y portavoces de los diferentes grupos que conforman la corporación, por ejemplo, en determinadas audiencias de la alcaldesa o en su participación directa en determinados actos municipales debería estar contemplada y prevista en un reglamento para evitar confusiones o conflictos innecesarios.
Eres funcionaria de carrera del Concello de Santiago desde el año 1997 y desarrollaste la mayor parte de tu trayectoria profesional en este ayuntamiento. ¿Cómo lleváis los cambios políticos? Antes, alcalde socialista; ahora del BNG…
En general, los llevo bien y los asumo sin mayores complicaciones. Es cierto, qué duda cabe, que se puede tener más o menos afinidad o empatía con un alcalde que con otro, pero desde mi experiencia todos, con independencia del color político, son conscientes de la trascendencia del protocolo porque todos necesitan un asesoramiento profesional a la hora de ejercer de anfitriones, de recibir a una autoridad, de cómo actuar en una línea de saludo, de cómo organizar la entrega de una condecoración, etc.
“La creación de un colegio profesional sería, sin duda, estratégica para amparar y regular la profesión, sobre todo, tras la aprobación en 2010 de los estudios oficiales de Grado en Protocolo y Organización de Eventos”
¿Demasiadas asociaciones de protocolo y eventos en España? ¿Crees necesaria la existencia de un colegio profesional que englobe a todos?
No sabría decir si son demasiadas o no. Algunas funcionan muy bien y trabajan mucho, pero, sin duda, la creación de un colegio profesional sería estratégica para amparar y regular la profesión, sobre todo, tras la aprobación en el año 2010 de los estudios oficiales de Grado en Protocolo y Organización de Eventos.
En general, ¿cómo ves la profesión en nuestro país? ¿Debe exigirse una titulación oficial en protocolo para ocupar puestos de trabajo públicos en esta especialidad?
Creo firmemente que sí. Igual que para construir una casa se necesita un arquitecto, los departamentos de protocolo y relaciones institucionales precisan de un profesional con una amplia carta de servicios y conocimientos: derecho, marketing, estructuras de la Administración y del Estado, técnicas escenográficas, etc., además de otras condiciones intrínsecas a las relaciones humanas e institucionales (empatía, inteligencia emocional, accesibilidad…), conocimientos y habilidades que se adquieren o perfeccionan con una titulación específica. Bastante intrusismo sigue habiendo todavía en esta profesión.
Por cierto, tienes el Grado en Protocolo y Organización de Eventos. ¿Cómo fue la experiencia y por qué lo cursaste?
Lo cursé por coherencia, porque creo que una titulación superior dignifica el ejercicio de la profesión y señala claros límites con el intrusismo del que hablaba. Ya tenía conocimientos adquiridos de muchos años trabajando y colaborando con dos grandes profesionales que fueron mis predecesoras, pero no disponía de la titulación. La experiencia de cursar el grado fue maravillosa desde todos los puntos de vista. Tuve la oportunidad de conocer a grandísimos profesionales y profesores de los que aprendí muchísimo y al mismo tiempo forjar una bonita amistad con los compañeros y compañeras de estudios que todavía conservamos. De hecho, tratamos de vernos una vez al año en nuestras respectivas ciudades. El año pasado celebramos un encuentro en Santiago y en los próximos meses será en Málaga.
“El fin del bipartidismo político y la entrada en escena de los gobiernos de coalición en todos los ámbitos institucionales (estatal, autonómico y local) están politizando paulatinamente la manera de aplicar y entender el protocolo”
¿Cuál crees que es el reto más serio al que debe enfrentarse el protocolo en las relaciones institucionales del siglo XXI?
El fin del bipartidismo político y la entrada en escena de los gobiernos de coalición en todos los ámbitos institucionales (estatal, autonómico y local) están politizando paulatinamente la manera de aplicar y entender el protocolo. Por otra parte, creo que nuestra sociedad contemporánea, que ha consagrado grandes avances sociales desde posiciones tradicionalmente consideradas de izquierda (feminismo, libertad sexual, ruptura de muchas jerarquías sociales, igualdad de oportunidades, lucha contra diferencias socioculturales…) ha derivado la concepción del protocolo a posiciones conservadoras y obsoletas, a mi modo de ver injusta e incorrectamente. Frente a esta visión está claro que el protocolo, como instrumento para regular y dar forma a las relaciones humanas y, por tanto, también a las institucionales, está presente en cualquier actividad, desde servir con gusto una mesa hasta organizar una reunión de trabajo. Por eso, en mi opinión, el protocolo no tiene color político y está llamado a pervivir siempre, adaptándose, claro está, a las circunstancias sociales de cada momento.
¿Qué piropo le echarías a tu alcaldesa? ¿Y en qué le regañarías? ¿Respeta el protocolo o a veces te trae de cabeza?
La alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín, es una de las mujeres con más capacidad de trabajo y compromiso que conozco y valora mucho el protocolo. Es muy perfeccionista y muy poco amiga de la falta de previsión. Le gusta conocer todos los detalles de los actos a los que asiste y cuál es su papel y su participación concreta en cada uno de ellos. Eso, a veces, me trae de cabeza, como dices, pero en el buen sentido.