JUAN LUIS FUENTE
(Entrevista realizada y publicada en esta misma página el 21 de octubre de 2021 y que ahora ofrecemos también para descargar en versión PDF)
Lleva 38 años de servicio público, nueve mandatos y medio en el Ayuntamiento de Aranjuez, en donde es jefe del Servicio de Protocolo y Relaciones Institucionales (casi trece trienios, que se diría en lenguaje funcionarial) y, aparentemente, sigue con la ilusión de sus primeros días, con la constante gana de trabajar por los demás y, muy especialmente, a favor del asociacionismo en nuestro sector. No en vano, es vicepresidente primero y jefe de Protocolo de la Asociación Española de Protocolo (AEP), a la que pertenece desde su fundación hace ya más de un cuarto de siglo. En el citado consistorio también desempeñó, desde 1983, los cargos de jefe del Gabinete del alcalde, director del Servicio de Presidencia, responsable de Hermanamientos y jefe de Prensa y Relaciones Públicas. Es Ramón Peche Villaverde (Madrid, 1960), periodista, licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y, obviamente, uno de los más relevantes expertos en protocolo local y municipal de nuestro país. Persona afable y consecuente (“tengo como objetivo llegar y mantener esa concepción de la bonanza personal con la que se definía Machado: soy, en el buen sentido de la palabra, bueno…”), este hombre ya curtido en muchas lidias tiene el claro convencimiento de que es más difícil ejercer nuestra profesión en un municipio que en un ministerio o una consejería. “Nadie se cuestiona la necesidad de un jefe de la policía local, un secretario general, un interventor o un arquitecto, pero lo de protocolo parece que lo puede hacer cualquiera”, afirma.
¿Debemos considerar, entonces, que no está suficientemente reconocida la labor que realizan los profesionales del protocolo en los municipios?
No, no lo está. Todavía sigue habiendo grandes lagunas en el reconocimiento a quienes desarrollamos estas tareas en los ayuntamientos y los municipios y, en efecto, es lo que usted dice: resulta más difícil ejercer nuestra labor de profesionales del protocolo en un municipio que en un ministerio o una consejería. Además, en nuestras ciudades, en el terreno cercano, estás trabajando por y con la gente que al día siguiente te encuentras en el mercado, en la fila del médico, en el colegio de los niños o en la comunidad de vecinos. Esa cercanía, por otro lado maravillosa, a veces juega en contra del trabajo.
Casi cuatro décadas de profesión y en este ayuntamiento. ¿Si tuviera que hacer balance?
Los inicios siempre son duros pero ilusionantes y eso me ocurrió cuando en un momento determinado, el alcalde de Aranjuez me encarga la redacción y puesta en marcha de normativas protocolarias de las que carecíamos (reglamentos de protocolo y ceremonial, de honores, de los cronistas oficiales, de las distinciones policiales…) que ahora son referencia en nuestro ámbito. Con el tiempo, ves que las normativas no lo solucionan todo y que mucho de nuestro trabajo se basa en la experiencia que vas adquiriendo, en la preparación y la formación continua y en la colaboración con el resto de profesionales. Y a eso dedicas esfuerzos y recursos… si te dejan…
Habrá organizado miles de eventos. ¿Qué es lo más bonito cuando se enfrenta a cada uno de ello?
Siempre la preparación previa y el resultado, el objetivo perseguido, sobre todo si es alcanzado. Y el contacto con la gente, con la buena gente que hace de esta profesión un orgullo. Y con la gente a la que va dirigido el acto o evento en cuestión. Lo curioso es que el profesional no suele, o por lo menos es mi caso, disfrutar del evento durante su desarrollo, porque estamos pendientes de que todo salga como debe salir, por muy espectacular, impactante, inédito o novedoso que resulte. Esas sensaciones las percibimos después.
¿Cuáles son las tareas más recurrentes de su actividad profesional diaria?
La organización de actos públicos oficiales e institucionales en el ámbito local y municipal a lo largo de los diferentes mandatos municipales: tomas de posesión, recepciones y visitas institucionales, firmas de convenios, concesión de honores y distinciones, pregones y actos festivos, desfiles procesionales y actos religiosos, reuniones, presentaciones, conferencias, inauguraciones y actos vecinales.
“Me seduce el contacto social, la colaboración ciudadana y el compromiso cívico que muchos eventos conllevan. Y esa ilusión me permite afrontar, con aportaciones de imaginación, renovación e innovación, la organización de eventos a lo largo ya de 38 años de servicio público”
¿Qué le seduce especialmente de este mundo?
Me ilusiona la posibilidad de intervenir en procesos de comunicación y de organización que, a su vez, tienen una clara repercusión social. Me seduce el contacto social, la colaboración ciudadana y el compromiso cívico que muchos eventos conllevan. Y esa ilusión me permite afrontar, con aportaciones de imaginación, renovación e innovación, la organización de eventos a lo largo ya de nueve mandatos y medio o, lo que es lo mismo, 38 años de servicio público.
Ante un recorrido tan largo y completo, ¿con qué se siente más satisfecho?
La jefatura de protocolo en el ayuntamiento forma parte ya, tras casi cuarenta años, de mi propia vida… Al mismo tiempo, la permanencia en la Asociación Española de Protocolo desde sus inicios me motiva a seguir trabajando por y con nuestros profesionales.
Sí, lleva muchos años en la AEP haciendo una labor encomiable. ¿Qué destacaría de ella?
En esto momentos, como vicepresidente primero, hay dos grandes áreas de actuación y de trabajo que, aunque precisarían de una mayor dedicación por mi parte – tema que es a veces complicado por mi propia dedicación laboral- son de vital trascendencia para la propia AEP: los servicios de atención al socio, como programas de master class, la formación, ofertas, etc. Y nuestras delegaciones territoriales, algunas plenamente consolidadas y otras en procesos de regeneración o actualización.
¿Demasiadas asociaciones en España?
El corporativismo y el asociacionismo en esta profesión son fundamentales para mantener el nivel de representación, por un lado, y de amparo y protección a los asociados, por otro, que la misma profesión demanda y necesita. En este aspecto, como en otros, “aquí no sobra nadie”.
Sí, necesitamos un colegio profesional. Y precisamente su misión sería complementaria a la que ya desarrollan las asociaciones, que emplearían más sus esfuerzos en dar visibilidad a esos mismos profesionales y programar actividades complementarias de formación, encuentros, etc.
El eterno debate: ¿necesitamos un colegio profesional?
Sí, lo necesitamos, porque precisamente su misión sería complementaria a la que ya desarrollan las asociaciones. En colectivos profesionales como los que aglutinan a arquitectos, ingenieros, médicos o juristas, nadie pone en duda la valía y necesidad de los colegios como órganos corporativos que deben dirigir sus recursos a la defensa a ultranza de sus profesionales, a la actualización formativa y normativa y a la capacitación y reconocimiento profesional de sus colegiados, mientras que el movimiento asociativo podría acotar más sus esfuerzos para insistir en dar visibilidad a esos mismos profesionales, programar actividades complementarias de formación y de integración y propiciar encuentros entre profesionales para compartir experiencias y problemáticas.
Usted participa activamente en el recién creado Observatorio Profesional de Protocolo. ¿Qué me puede decir de él?
Fundamentalmente es un organismo profesional con perfil eminentemente académico y con profundas aspiraciones en el campo de la investigación, campo que ha avanzado poco en nuestro ámbito profesional o que ha tenido escasa visibilidad. El desarrollo científico de la profesión es, precisamente, nuestro campo de batalla, sin que esto suponga una colisión con las actividades y objetivos de las asociaciones profesionales. El Observatorio no debe tener el perfil de una asociación sino el de una entidad promotora, instigadora y vigilante de la praxis profesional. Permita que le traslade un acróstico de mi autoría que mis compañeros del Observatorio incluyeron en nuestra web y que puede resumir nuestras intenciones y desvelos:
Observamos
Buscamos
Sugerimos
Estudiamos
Razonamos
Vigilamos
Aportamos
Transmitimos
Orientamos
Recuperamos
Informamos…
Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos
“El Congreso de Santiago debe marcar un antes y un después para este tipo de jornadas y encuentros de perfil congresual que se deben nutrir, ahora más que nunca, de participantes y ponentes presenciales y virtuales, en planteamientos híbridos que han llegado para quedarse”
Observatorio que celebrará el próximo mes de noviembre un congreso en Santiago de Compostela. ¿Es la gran cita?
Lo es, lo que no resta importancia a otras citas sectoriales que se siguen produciendo afortunadamente en nuestro sector. A unos días de este encuentro, también en tierras gallegas, en Noia, la AEP tiene previsto desarrollar el II Congreso de Protocolo Deportivo, por ejemplo…
El de Santiago debe marcar un antes y un después para este tipo de jornadas nacional, con proyección internacional, de perfil congresual, que se deben nutrir, ahora más que nunca, de participantes y ponentes presenciales y virtuales, en planteamientos híbridos que han llegado para quedarse.
¿De qué forma pueden los profesionales del protocolo y la organización de eventos mejorar sus condiciones y cualidades?
La profesión es, como todas, un hervidero de constantes cambios que precisa de ajustes, actualizaciones, aportaciones e ideas. Pero todo ello pasa por un planteamiento de unidad, de corporativismo y de acción conjunta. Hay que apoyar decididamente a las asociaciones profesionales, hay que solicitar de ellas su asesoramiento y opinión, hay que fomentar su carácter aglutinador y unificador, pero, sobre todo, HAY QUE ASOCIARSE. De ello depende en gran medida, nuestro futuro.
¿Por qué empezó en el mundo del protocolo?
Por razones laborales y profesionales, ocupo el puesto de jefe de protocolo en el Ayuntamiento de Aranjuez desde 1995 (antes era jefe de prensa y relaciones públicas) y descubrí entonces la enorme capacidad de esta materia/ciencia/disciplina en los procesos de comunicación e intervención pública, de su poder de acercamiento de las instituciones a los ciudadanos y de su facilidad para mejorar la calidad de vida de estos. Es un trabajo que se convierte en una dedicación y termina por ser un compromiso.
¿Cree sinceramente que el protocolo mejora la vida de los ciudadanos? Sería magnífico.
Estoy convencido. Es una herramienta muy valiosa y potente, con excelentes resultados si quienes la manejan, ya sean técnicos o políticos, tienen la suficiente capacidad y buen juicio como para utilizarlo en ese beneficio común para los ciudadanos. El protocolo siempre ha suavizado situaciones, propiciado encuentros, agilizado gestiones… Ha dado visibilidad a temas que no la tenían y ha mejorado las relaciones instituciones. Todo eso incide en una mejora de la vida cívica y social.
“El Real Decreto de Precedencias es y ha sido un marco que terminó con los ‘codazos’ protocolarios y que precisa de una revisión. En esa propuesta, precisamente, estamos trabajando algunos miembros del Observatorio”
¿Mejoraría aún más esta vida si se modificase el Real Decreto de Precedencias?
También estoy plenamente convencido. Hay colegas y queridos amigos de profesión que piensan que es mejor no tocar o no acudir al RD si no es totalmente necesario. Yo creo que, como muchas otras normativas, necesita una actualización constante, porque la sociedad y las instituciones y entidades a las que puede afectar esa regulación, cambian, se adaptan, modifican sus estructuras, la relación con sus miembros, su representatividad y ámbito de actuación. El RD es y ha sido un marco que terminó con los codazos protocolarios y que precisa de una revisión. En esa propuesta, precisamente, estamos trabajando algunos miembros del Observatorio.
Dígame, es licenciado en Periodismo. ¿Llegó a ejercer en medios de comunicación?
Ejercí, efectivamente. Primero en una agencia de noticias, ya desaparecida, que montamos desde la Facultad de Ciencias de la Información en Madrid. Se llamaba DEMOPRESS. Posteriormente fui fundador, editor, jefe de redacción y jefe de maquetación del Semanario ARANKEJ-El Correo del Tajo, un medio de información local y comarcal que se distribuía en Aranjuez y su comarca entre 1979 y 1983. Y en el ayuntamiento, fui director de la revista municipal, La Gazeta de Aranjuez, y redactor-locutor en la emisora municipal Onda Aranjuez… Todo ello me ha sido muy útil con posterioridad, aplicando parte de los procesos comunicativos de la información al mundo del protocolo.
Por cierto, ¿qué opina del periodismo que se hace en la actualidad?
Podríamos dedicar un número monográfico de REVISTA PROTOCOLO a tratar en profundidad este mismo tema si pensamos, y yo estoy convencido, que protocolo es comunicación. Y, en este sentido, estamos obligados a entendernos y a colaborar con nuestros hermanos los periodistas que, en muchos casos y salvo honrosas excepciones, en estos momentos, precisarían de una mayor especialización en muchos ámbitos temáticos, carencia motivada quizá por la falta de formación permanente y complementaria, la falta de prácticas o el escaso conocimiento de la organización de eventos que tienen muchos compañeros de los medios.
Dice que los organizadores y la prensa están obligados a entenderse. ¿No cree que al final, por mucho que digamos, terminan mandando los periodistas? A ver si se moja.
Me mojo porque es un secreto a voces. Todavía son muchos, en un porcentaje muy alto, los actos y eventos en los que prima el enfoque informativo sobre el comunicativo: priman los medios y no los profesionales de la organización de eventos. Pero no solo es culpa de ambos colectivos, que están obligados a entenderse como decía antes. También son los propios organizadores, en este caso como convocantes o responsables del evento, los que se dejan llevar por el embrujo mediático en detrimento de la proyección organizativa y los objeticos del evento.
“¿Lenguaje inclusivo en la profesión? Sí, siempre que se pueda, que prácticamente se puede siempre, pero yo no huyo del generalista cuando es más explícito y aclaratorio, cuando es más entendible y práctico, cuando hace más comprensible el mensaje”
Lenguaje inclusivo en protocolo y organización de eventos, ¿sí, no, a medias…?
Sí, siempre que se pueda, que prácticamente se puede siempre, pero yo no huyo del generalista cuando es más explícito y aclaratorio, cuando es más entendible y práctico, cuando hace más comprensible el mensaje.
¿Recomendaría esta profesión a los jóvenes en general? ¿Cómo los animaría a hacerlo?
No la recomendaría… LA RECOMIENDO. Y lo hago desde el aspecto comunicativo, es decir, desde la pertenencia de nuestro perfil profesional al ámbito de la COMUNICACIÓN. Mi hija es profesional del protocolo y periodista. Mi hijo es profesional de las relaciones públicas y publicista. Ambos han optado por disciplinas de esta familia en la que el protocolo y la organización de eventos ya no son “aquellos primos lejanos” como la educación social, los buenos modales o las buenas maneras. Ahora son disciplinas hermanas con un futuro prometedor y un amplio abanico de posibilidades y salidas laborales. Protocolo y organización de eventos son, sin lugar a dudas, ciencias dela comunicación.
Por cierto, ¿qué me dice de la formación que pueden recibir esos jóvenes?
Primero, que es totalmente necesaria y que debe partir de universidades, escuelas, institutos y centros, capacitados, homologados y preparados. No tengo nada contra las academias de” buenas maneras” y otras materias afines que, a veces, ofertan cursos rápidos y poco especializados, faltos de rigor profesional. Animo a los educandos de cualquier edad a buscar, comparar y elegir aquellos centros especializados que les garanticen una educación y una formación académica reglada y reconocida que les posibiliten salidas profesionales.
Y segundo, que no debe suscribirse solo a los jóvenes. Todos estamos obligados a formarnos y en ese compromiso debemos estar las asociaciones profesionales.
“¿Una titulación para ejercer? Estamos tardando. No solo es urgente, debería ser imprescindible, tanto en el ámbito público como en el privado. Uno de los frentes de batalla de la AEP es denunciar aquellas situaciones en las que, al ofertar plazas públicas de nuestra profesión, no se siguen los mínimos criterios de objetividad”
¿Considera urgente que se exija una titulación en Protocolo y Organización de Eventos para quienes quieran desarrollar esta actividad profesional en instituciones públicas? ¿Y en las privadas respecto a grandes corporaciones?
Estamos tardando… No solo es urgente, debería ser imprescindible, tanto en el ámbito público como en el privado. Uno de los frentes de batalla de la AEP es denunciar aquellas situaciones, que se siguen produciendo, en las que, al ofertar plazas públicas o privadas para cubrir puestos relacionados con nuestra profesión, no se establecen los mínimos criterios de objetividad, perfiles profesionales, capacitación, formación y titulación que se exigen en otros campos. En el ámbito sanitario exigimos que nos atienda un médico y no cualquier curandero sin conocimientos científicos. En un proceso jurídico nos gusta que nos defienda un abogado y no un picapleitos sin formación. Queremos que nuestras viviendas estén diseñadas por un arquitecto y dotadas por un ingeniero, y no por un par de chapuzas con materiales de un vertedero… Parece exagerado pero esa misma exigencia profesional deberíamos tenerla con nuestros actos y eventos, porque en muchos casos, si no en todos, hablamos de situaciones que afectan a nuestra vida social y personal.
¿Qué le gustaría cambiar de forma especial en nuestra profesión?
El concepto, todavía crítico o con falta de conocimiento, de determinados colectivos, grupos de presión o de entidades de perfil político sobre las tareas que desempeñamos los profesionales de protocolo, las responsabilidades y riesgos que asumimos, las competencias y funciones que deberíamos tener plenamente reconocidas y la importancia, en fin, del protocolo y la organización de eventos como elementos aglutinadores de acciones encaminadas a mejorar la relación de los ciudadanos con sus instituciones y sus organizaciones o entidades.
¿Y concretamente en Aranjuez como jefe de Protocolo?
Llevo años luchando, precisamente, contra ese desconocimiento de las labores y las responsabilidades del profesional que, por ignorancia, por falta de interés, por intereses de otro tipo o por mera incapacidad, tienen algunos políticos todavía, aunque afortunadamente las cosas han ido cambiando.
Aficiones, gustos, hobbies…
Caminar… Llevo más de una década haciendo el Camino de Santiago con mi mujer y, haciendo “camino”, abrir nuevas sendas mentales y emocionales. Y al caminar, escribir mis sensaciones y percepciones. Y al escribirlas, ilustrarlas con dibujos de trazo rápido y recogerlas en apuntes de grafito, que serán parte de mi memoria. Y al terminar la sirga, disfrutar de un vino del país, ver una buena película. Y leer…
¿La gran aspiración de su vida?
Una aspiración que es un deseo y un objetivo de vida: ser útil a los demás y ayudar en lo que esté en mi mano, de forma muy especial a mi familia. En definitiva, que a mis seres más queridos, mi mujer, mis hijos, mi nieta, mis hermanos y hermanas… no les falte nunca salud, felicidad y alegría porque son las herramientas para lograr el progreso y la realización personal.