RAMÓN PECHE VILLAVERDE
Presidente de la Asociación Española de Protocolo (AEP)
“Para mí, el escribir era vivirse, conocerse, ser arqueólogo de uno mismo.
Escarbar y, si se escarba, hay de todo dentro de nosotros.»
José Luis Sampedro,
Escritor, académico y economista
Aranjuez, 31 de marzo de 2025. Me dicen, quienes me aprecian, que son un tanto largas estas cartas que escribo mensualmente para difundir informaciones y trasmitir mis pensamientos y mis opiniones sobre esa materia que nos une, que es el Protocolo. Puede que tengan razón, quienes me aprecian, y serán desde hoy solo 1.111 las palabras que utilice para llegar a quienes lean esta columna epistolar, en beneficio de la concreción y del tiempo. Tomo nota de lo que me dicen quienes me aprecian, es decir, anoto, gloso, apostillo, acoto, apunto, registro… en definitiva ESCRIBO. Porque escribir es vivir, una frase con la que el autor al que cito en el encabezamiento, José Luis Sampedro, bautizó uno de sus libros. Sampedro fue un gran escritor, un convencido humanista y un economista comprometido que defendía, precisamente, una economía “más humana, más solidaria, capaz de contribuir a desarrollar la dignidad de los pueblos”. He tenido la inmensa suerte de conocer y tratar a José Luís, de aprender de su filosofía cercana, de su apuesta por la libertad y por la paz. Incluso de su forma especial de entender el protocolo, pues en varias ocasiones me reconocía la necesidad de nuestra disciplina, siempre y cuando propicie la equidad, la representatividad equilibrada e igualitaria, la posibilidad de dar visibilidad a quienes no la tienen… Argumentos que defendía desde la humildad y la disponibilidad a acudir allá donde le llamasen, que le caracterizaban. Sampedro sabía imaginar. Decía que con el libro volamos a otras épocas y a otros paisajes; aprendemos el mundo, vivimos la pasión o la melancolía. La palabra fomenta nuestra imaginación: leyendo inventamos lo que no vemos, nos hacemos creadores.
Desde este maridaje entre escritura y protocolo, vuelvo a los términos que estoy analizando mensualmente y, sigo insistiendo, convergen en la definición del protocolo: comunicación, planificación, imaginación, organización, participación, consenso… Voy a por el tercero. Imaginar es representar mentalmente la imagen de algo o de alguien. Es inventar, idear, planear, concebir… También puede ser deducir, suponer, prever… Y también fantasear, soñar, evocar o fabular. Todos y cada una de estas palabras caben en nuestros eventos, porque Protocolo es Imaginación. No podemos concebir el diseño de un acto sin agarrarnos con fuerza a la capacidad de imaginar, de sorprender a nuestros públicos objetivos, a nuestros destinatarios, a nuestros invitados. Imaginación es otro de los ingredientes imprescindibles para lograr el éxito en el evento, desde el momento en el que empezamos a pensar en su diseño, en su concepción. Romper con la repetición, marcar un estilo propio sin perder la esencia del evento, diferenciar sobre lo genérico y establecer criterios propios, son acciones que garantizan la singularidad, la particularidad de cada evento, convirtiéndolo en algo diferente, atractivo y competitivo, sin perder su perfil moderno, actual, comprensible y cercano.
“Imaginar es representar mentalmente la imagen de algo o de alguien. Es inventar, idear, planear, concebir… También puede ser deducir, suponer, prever… Y también fantasear, soñar, evocar o fabular. Todos y cada una de estas palabras caben en nuestros eventos, porque Protocolo es Imaginación”
En mi repaso del mes que despedimos, no puedo dejar de reiterar mi profundo agradecimiento a Murcia, donde la imaginación nos permitió hacer luego realidad una magnífica actividad corporativa en la convocatoria de nuestra Asamblea General Ordinaria del ejercicio 2024, en formato híbrido, en la que informamos sobre lo realizado en el último año, las previsiones para este que vivimos y los necesarios esfuerzos presupuestarios y organizativos que estas previsiones precisan.
En Murcia, tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con quienes representan a las instituciones murcianas: el presidente y el consejero de Presidencia del Gobierno de la Región, el alcalde de la ciudad y la delegada del Gobierno de España en este territorio uniprovincial que, durante algo más de tres días, se vistió de protocolo. Les trasladamos nuestras expectativas y proyectos, dirigidos a la creación de los colegios oficiales profesionales. Y encontramos el necesario apoyo y el positivo compromiso que ya imaginábamos. Ya estamos trabajando en ello…
En Murcia, recorrimos edificios emblemáticos con profusión de espacios que inspiran eventos o nos remiten a sensaciones del imaginario colectivo, como el decimonónico Real Casino. Paredes cubiertas por espejos y sedas, apliques de pantallas bordadas con hilo de oro y mobiliario original de época en una de sus estancias, conocida como Tocador de Señoras. Nuestra imaginación vuela a la pintura que cubre el techo, “Embrujo de Selene (1922)” del artista José Marín Baldo, una alegoría de la noche con la diosa griega de la Luna, Selene, representada por una mujer alada que cae envuelta en llamas, cuyos ojos nos siguen desde cualquier ángulo del habitáculo en un curioso efecto óptico. Pura imaginación…
En Murcia volvimos a imaginar cómo va a ser el futuro de nuestra profesión y lo hicimos con los mejores profesionales en sectores y disciplinas con las que compartimos actividad a diario: seguridad, inteligencia artificial, ciberseguridad, interacción, inclusividad, gestión del estrés. Los temas y los problemas que nos interesan, contados por quienes han imaginado las previsiones en los primeros y las soluciones a los segundos. Todo en un formato híbrido, participativo y en sede académica, en esa concepción que sitúa a las universidades como centros de imaginación que contribuyen a la creación de conocimientos, a la innovación y al desarrollo de la cultura, desde un espacio en el que se fomenta el pensamiento crítico y la resolución de problemas. Un espacio que hemos encontrado en el Foro Profesional de Protocolo y Eventos organizado por esta asociación junto a la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), en la que ya empezamos a imaginar la quinta edición del Foro dentro de dos años.
De nuevo, las hojas del calendario recogen celebraciones en nuestras delegaciones territoriales: el Día de Aragón y el Día de Castilla y León, el miércoles 23 de abril, que es también el Día del Libro y el Día del Idioma Español, coincidiendo con la fecha de la muerte de Miguel de Cervantes. De nuevo, nuestros mejores deseos para quienes tienen que poner su imaginación al servicio del protocolo y diseñar actos atractivos que huyen de la repetición. Felicidades en esas celebraciones en las que la imaginación marcará la diferencia.
El mes que viene escribiré otra vez. Escribiré sobre algún otro elemento de los que componen el puzle protocolario. Escribiré con el coraje necesario para seguir defendiendo una profesión necesaria y de futuro. Escribiré libre de ataduras. Escribiré porque escribir es vivir… Como dejó escrito Ana Frank, la jovencísima escritora neerlandesa de origen judío que regaló a la Humanidad su inmortal Diario: me puedo sacudir de todo mientras escribo; mis penas desaparecen, mi coraje renace…
¡Buen día y buena suerte!