MÓNICA FUCIÑOS GARCÍA
Event planner / Sales executive
Llevaba años de experiencia en eventos sociales y corporativos como organizadora profesional de eventos, estilo e imagen, realizaba de una manera casi “espontánea, frecuente” siguiendo los pasos aprendidos con mi formación profesional y también con una valiosa experiencia en los mismos. Sin olvidar por supuesto que cada evento es único e irrepetible, con sus propias características. Hasta que en el 2020 llegó y azotó de lleno a nuestro sector con la pandemia, sacudiéndonos de forma intempestiva, inesperada, sin estar preparados, sacándonos de esta “zona de “confort”, me atrevo a comparar con un tsunami, paralizando totalmente la industria de los eventos.

Al principio, creímos que era por poco tiempo, y pronto retornaríamos a la tan ansiada “normalidad”. Hoy podemos decir que no fue ni es así, tuvimos que adaptarnos, capacitarnos, reinventarnos para, sobre todo, nunca bajar los brazos, mucho menos los que tenemos pasión por el rubro.
Fue así como en ese año, con las restricciones del “quédate en casa”, cuando internet se convirtió en nuestro aliado y por medio de las redes conocí a la prestigiosa organización, Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE).
Me interesaron sus contenidos, sus valiosos y nutridos participantes, poder asistir todos los martes de cada mes a las “Jornadas de Protocolo y Eventos”, de gran ayuda, capacitación, conocimiento y comunicación con otros profesionales internacionales, conocer que pasaba y pasa en el mundo, tan intempestivo, con tanta incertidumbre, palabra que parece no combinar con los Eventos y Protocolo.
Durante ese año dicho Observatorio anunció el Congreso de Protocolo y Eventos, Xacobeo-21, en Santiago de Compostela (Galicia, España) en año Xacobeo, además tierra de mis orígenes.
Fue allí cuando pensé: “¿Por qué no? Sabiendo que resido en Argentina, aunque tengo la ciudadanía española. Pero no era fácil, por restricciones, vacunas, viaje, etc., pero hoy más que nunca afirmo la frase “Querer es poder” y si tenemos pasión, adelante. También la posibilidad de dar una ponencia, aprobada y realizada con éxito.
Así ya empezaba a cambiar mi vida profesional y sin saber si iba a poder viajar, por este tsunami.
En Argentina, como en otros países, las restricciones eran y lo siguen siendo muy dinámicas, lo que no nos permitían tener ese tan preciado tiempo de anticipación para la preparación de un evento.
Presentando un ejemplo personal, me contactaron para una boda, una persona importante y muchos invitados (alrededor de 700), la que empezamos a preparar con esa incertidumbre tan abrumadora, con novios que no querían posponerla, debiendo cumplir las normas establecidas, así se fue reduciendo a 50 personas, en mayo del 2021, cancelando parte del catering, reduciendo ambientaciones, personal, agregando protocolos, pero siempre buscando lo mejor para esa boda tan esperada, contemplando con lo que nos podíamos enfrentar. Fue así que en dicha fecha pudimos realizarla, en forma presencial reducida, con su ceremonia y festejo con los protocolos que fuimos, aprendiendo y cumpliendo, no solo en la organización sino todo el equipo, aparecieron las wedding-box, para los que no podían asistir presencialmente, se les envío una caja con el catering correspondiente y un explicativo del seguimiento de la boda, y el ya conocido, ahora esencial “streaming” no solo para los que excedían los 50 invitados permitidos, sino también pudimos llegar a 2.500 personas más, algo que los novios no hubieran imaginado, muchas de esas personas en otros países o provincias, por lo que terminó siendo un éxito al ver tan felices no sólo a los novios sino a todas esas personas que saludaban pantallas gigantes, deseándoles bendiciones, hasta cantando y bailando, desde todo el mundo.
Pudimos comprobar que a pesar de que se realizó de esta manera por las restricciones de una pandemia, sino hubiera sido por esta tecnología, que ya existía, no la usábamos tanto, pudimos llegar en directo, a muchos amigos, familiares, que de otra forma solo podrían haberla visto con algún video o fotos posteriores, pasando de los primeros 700 a 2.500 invitados interactuando en esa boda que nunca olvidarán.
El cambio profesional, luego del Congreso, me permitió poder mostrar al mundo mis conocimientos y experiencias, interactuar, debatir, compartir con otros profesionales internacionales, palpar como en otros países llevaban adelante todo este tsunami, como fueron sorteando éstos imprevistos y sí que son imprevistos!, para lograr así una mayor sinergia y sobretodo excelencia, a pesar de encontrarnos con algo totalmente inédito e inesperado, y también como seguimos cambiando o readaptando nuevas normalidades, que creo algunas vinieron para quedarse no solo en los Eventos sino también en el ámbito protocolar.
Luego de mi ponencia, tanto en Argentina como en otros países pude tener mis agradecimientos, felicitaciones por lo que profesionalmente todo empezó a crecer más, conocer, debatir, contactarme con otros profesionales del rubro, poder expandirme también y saber que podemos ir aún más allá de lo previsto, como lo ocurrido en esa boda.
Por eso creo, la pandemia cambió muchas formas de comunicarnos en los eventos, nuevos protocolos, los cuales se van adaptando, debemos capacitarnos continuamente, teniendo nuevos términos como “híbridos”, “al aire libre”, “protocolos-covid”, “mascarilla”, “pase-sanitario”, “vacunación”, “positivo-negativo”, “distancia-social”, “burbujas”, etc., conceptos usados en otros rubros, antes de la pandemia, pero cada vez más familiarizados en nuestro rubro, adaptándonos día a día ya que la realidad es muy dinámica, y sin dejar esa pasión por esta industria, aún más ahora que nos impulsó a abrirnos al mundo entero.
Me atrapó el lema de dicho Congreso, tan propicio y acogedor, “Caminando juntos”.
Pude descubrir, destacar y recomendar luego de este Congreso, la REVISTA PROTOCOLO, la cual es de gran ayuda para permanecer actualizados y de gran interés en el rubro.
En el otro aspecto, fuera de lo profesional, ver una parte humana dentro del ambiente protocolar, en cuanto al recibimiento, cordialidad, disposición constante, pero por sobretodo algo que siempre resaltaba mi padre “valores».
Mi reflexión es que cuando tenemos pasión, valores, esfuerzo, generosidad, cordialidad, respeto, capacitación por nuestra profesión, eso se transmite y se logran resultados óptimos, de agradecimiento, y esa es la mejor retribución.