¿Cómo calificas lo sucedido el pasado día 2 de mayo con motivo de los actos de celebración del Día de la Comunidad de Madrid? ¿Todos están exagerando acerca de lo ocurrido o te parece un tema realmente serio que daña la labor de los profesionales del protocolo?
Creo que generar una situación de este tipo, a sabiendas de que iba a pasar, es negativo y contraproducente para todos. Lamentablemente, el protocolo y los profesionales que lo lideran en las instituciones, acaban siendo los más perjudicados, cuando en realidad estos conflictos obedecen, solo y exclusivamente a motivos políticos.
¿Crees que los servicios de Protocolo de la Comunidad de Madrid actuaron correctamente o debieron ser más flexibles ante la circunstancia de contar con un ministro del Gobierno de España que no estaba invitado al acto pero que, en el fondo, es un ministro?
La jefa de protocolo de la Comunidad actuó de acuerdo a lo indicado desde presidencia de la Comunidad de Madrid. En estos actos no se puede improvisar sobre la marcha, ni tampoco acceder a presiones como las que el equipo de Bolaños ejerció, con esas malas formas. Ella hizo su trabajo, intentando argumentar y explicar las razones de las decisiones tomadas. A veces, este trabajo conlleva capear egos y encajar luchas ajenas, con el riesgo de ser juzgado o criticado por la opinión pública.
¿Pudo evitarse el incidente o, ante las circunstancias políticas conocidas por todos, el problema no tenía solución?
Pudo evitarse con anterioridad comunicando la decisión final de la Comunidad de Madrid, previo consenso con el Gobierno. En la práctica esto es algo difícil de conseguir y el acto de celebración del 2 de mayo se convirtió en la peor escenificación posible. El resultado es que la polémica ha generado mucho más interés que el acto en sí, lo que no es positivo para nadie.
¿Cuál hubiese sido a tu juicio (teniendo siempre en cuenta las malas relaciones institucionales) la mejor solución?
Deberían haber cursado una invitación a una autoridad del gobierno como representante del poder ejecutivo a nivel nacional, para poder justificar la presencia en la presidencia de autoridades como Núñez Feijóo, que en este evento no tenía tanto sentido.
¿Qué consecuencias crees que tiene este incidente para nuestra profesión? ¿Estamos indefensos ante nuestros jefes, ya sean políticos o empresariales? ¿Es bueno que haya pasado algo así para que la sociedad conozca la importancia de nuestro trabajo?
El protocolo es una profesión preciosa y vocacional que está ganando en valor social, académico y profesional. Dicho esto, todavía queda mucho por hacer y lo vemos en actos de este tipo que, cuando la polémica obedece a motivos políticos, se termina achacando a una mala gestión del jefe de protocolo, con el consecuente daño que se hace a la imagen de la profesión. De todas formas, yo sí que observo una evolución, y es que ahora existe cierto debate posterior sobre lo oportuno de la gestión -o no- de la persona de protocolo. Quiero pensar que hay más consciencia social de la importancia del protocolo que antes y, por lo tanto, vamos por el buen camino.