SUSANA GUINDO
Tras varias semanas de celebración de una de las citas deportivas más prestigiosas a nivel mundial, las ciudades que con tanta ilusión y trabajo albergan los Juegos Olímpicos, se enfrentan a la dura realidad, la resaca económica. Esta gran cita conlleva una carga financiera considerable para las ciudades y países anfitriones. Uno de los problemas más recurrentes en la organización de las Olimpiadas es el sobrecoste, es decir, el hecho de que los gastos reales superen con creces las estimaciones iniciales. La Universidad de Oxford ha elaborado el primer estudio sobre costes y sobrecostes de todas las olimpiadas desde 1972… y ha confirmado la teoría: todos los JJOO han sobrepasado sus presupuestos con una media de sobrecostes del 156%.
Empecemos por las últimas, París 2024. Cuando presentaron su ambiciosa candidatura en 2015, los organizadores de París 2024 se comprometieron a celebrar un acontecimiento menos dispendioso que los anteriores. Las promesas, en estos casos, se las lleva el viento y no impidieron un sobrecoste muy elevado respecto a lo previsto inicialmente.
En un principio, el coste estimado era de unos 3.300 millones, «pero luego lo elevaron a 6.200 millones de euros y al final será de unos 10.000 millones», explica a al periódico Público el economista Luc Arrondel, investigador en el CNRS y la Paris School of Economics.
Pero esto no es nuevo. Desde sus inicios, los Juegos Olímpicos se han convertido en un saco roto que supera hasta niveles impensables las cantidades previstas cuando se presentan las candidaturas. Nada mejor que explicarlo con cifras:
Montreal 1976. La ciudad de Montreal sufrió un enorme sobrecoste de un 384% en sus Juegos Olímpicos. El presupuesto inicial era de 310 millones de dólares, pero los costos totales ascendieron a más de 1.500 millones de dólares, lo que dejó a la ciudad en una deuda que tardó 30 años en pagar.
Atenas 2004. Los Juegos Olímpicos de Atenas también fueron notablemente más caros de lo previsto. Se estimaba un costo de 4.500 millones de dólares, pero al final se gastaron más de 11.000 millones de dólares. Parte del sobrecoste se atribuyó a la necesidad de construir instalaciones desde cero y a problemas logísticos.
Pekín 2008. Su presupuesto inicial, 20.000 millones de dólares. El coste real alcanzó los
40.000 millones de dólares, generando así un sobrecoste del 100%
Río de Janeiro 2016. Los Juegos de Río, en un contexto de crisis económica y política, también registraron sobrecostes significativos. El presupuesto oficial era de aproximadamente 12.000 millones de dólares, pero se estima que los costos reales superaron los 20.000 millones de dólares.
Tokio 2020 (celebrados en 2021 debido a la pandemia de COVID-19). Su presupuesto inicial de 7.300 millones de dólares terminó alcanzando los 15.400 millones de dólares (según el Comité Organizador) con un sobrecoste de más del111%
Tokio 2020 es otro ejemplo reciente de Juegos Olímpicos con sobrecostes importantes, aunque gran parte del incremento se debió a la pandemia de COVID-19. El aplazamiento del evento y las estrictas medidas de seguridad sanitaria aumentaron drásticamente los gastos. Además, Tokio ya había realizado grandes inversiones en infraestructura antes de la pandemia, y tuvo que afrontar costos adicionales debido a la falta de ingresos de espectadores, ya que el evento se celebró sin público en la mayoría de los casos.
“Los Juegos Olímpicos de Barcelona son los cuartos más caros de la historia. Los de París, alcanzan la quinta posición en el ranking”
Todo esto no nos queda tan lejos. Los de JJOO de Barcelona, celebrados en 1992, son los cuartos más caros de la historia: 11.600 millones de dólares (10.689 millones de euros) lo que supuso un 266% más de lo previsto inicialmente.
Pero si hay una ciudad que se ha ganado el dudoso honor de encabezar la lista, esa es Londres. Los Juegos de 2012 sufrieron una desviación del presupuesto que triplicó la cantidad inicialmente prevista, pasando de un presupuesto inicial de 4.000 millones de dólares a los 15.000 millones que terminaron costando.
Tras este análisis, me surgen algunas dudas. ¿Es rentable albergar unas Olimpiadas? ¿Cuándo puede merecer la pena?
Desde el punto de vista de un organizador de eventos es un auténtico despropósito. Si algo similar llega a ocurrir, sería un desastre en su carrera profesional.
Desde un punto de vista económico, organizar unos Juegos Olímpicos puede ser un arma de doble filo. Mientras que algunas ciudades han utilizado los Juegos como catalizadores para el desarrollo económico y la mejora de su imagen internacional, otras han sufrido las consecuencias de deudas elevadas, infraestructuras abandonadas y un impacto económico limitado. La clave del éxito radica en una planificación cuidadosa, la contención de los sobrecostes y el aprovechamiento de las oportunidades a largo plazo.
Dicho esto, organizar unos Juegos Olímpicos puede tener sentido económico en ciertos contextos, sobre todo si el país o la ciudad anfitriona tiene los siguientes elementos:
Infraestructura ya existente que se pueda utilizar. Si la ciudad anfitriona ya cuenta con muchas de las instalaciones necesarias o puede reutilizarlas (como ocurrió en Los Ángeles 1984, que reutilizó gran parte de las instalaciones existentes), los costos serán mucho menores, reduciendo el riesgo de sobrecostes. Los Ángeles es uno de los pocos casos donde los Juegos generaron un superávit económico.
Realizar una planificación a largo plazo. El éxito económico de los Juegos depende en gran medida de cómo se planifiquen y se utilicen las instalaciones y mejoras urbanas después del evento. Ciudades como Barcelona, Londres y Sídney aprovecharon los Juegos para revitalizar áreas urbanas que estaban en declive y para promover el turismo y la inversión extranjera a largo plazo. Una planificación que contemple el uso posterior de las infraestructuras y maximice el retorno de la inversión puede mitigar los efectos negativos.
Dicho esto, ¿cuál es vuestra opinión?