PAULA RIVEROS
Los músicos han vuelto a la carretera. Por fin, y pese a las restricciones, ya podemos disfrutar de todo tipo de conciertos. Había muchas ganas, tanto por parte de los artistas como del público, y las giras del verano vuelven con más fuerza que nunca dentro de las limitaciones temporales que impone la actual situación. Uno de los sectores más castigados por la pandemia ya ha levantado la cabeza y queremos contarte cómo está siendo su vuelta a la normalidad.
Alejandro Sanz, Vanesa Martín, Rozalén, Danny Ocena, David Bisbal, Pablo López, Nathy Peluso, India Martínez, Maluma, Andres Calamaro, Foo Fighters, Sebastián Yatra, Marc Anthony, Rels B, Love Of Lesbian, Nil Moliner, M Clan, Coque Malla, La M.O.D.A., Viva Suecia, Rayden, Sofía Ellar, Sidonie, Sergio Dalma, Trueno, Ara Malikian, Beret, El Barrio y un amplísimo cartel de estrellas musicales ya lo están dando todo ante sus fans. ¿Cómo lo están haciendo? Ajustándose a las medidas sanitarias de seguridad mediante formatos que no generan ningún tipo de problema. Te lo contamos.
Un antes y un después
El concierto de Raphael ofrecido el pasado mes de diciembre, al que acudieron más de 4.000 personas, daba el pistoletazo de salida en España para esa tan necesaria vuelta a la normalidad. Fue un evento que hizo historia y, de alguna manera, quito ese miedo a realizar eventos multitudinarios como los conciertos, aunque no estuvo exento de polémica. La sociedad fue muy crítica con este acontecimiento, ya que, en ese momento, las medidas de restricción de movilidad y reunión de personas chocaban con un evento como éste.
Pasaron los meses y según iban relajándose las medidas sanitarias, se comenzaron a organizar más eventos musicales, aunque no con el volumen de público que tuvo el concierto de Raphael. Pero lo importante fue el regreso de la actividad, lo que representó una gran noticia para el sector tras meses de pocos eventos de este tipo, aunque, por otra parte, todavía había quien decidía cancelarlos o posponerlos para celebrarlos tiempo después con mejores condiciones y totalmente adaptados a las medidas de seguridad propuestas por el Gobierno.
Esta situación se mantuvo así hasta que llegó el concierto de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi en Barcelona, actuación histórica que representó un antes y un después para los conciertos en vivo en la época covid, con más de 5.000 personas (como ya hablamos en el número anterior, donde contábamos todos los detalles del concierto y de su organización), un experimento científico que obtuvo muy buenos resultados y que dio un gran paso hacia la vuelta a la normalidad en los conciertos y festivales, unos eventos que están dando un giro a sus formatos. Porque si algo ha traído esta crisis al sector es saber reinventarnos y seguir avanzando.
Nuevos venues
La celebración del concierto de Love of Lesbian prometía abrir una puerta a los grandes eventos musicales del verano, aunque, según apuntan sus organizadores, tuvo muchos costes extras debido al protocolo sanitario tan minucioso que se siguió, lo que hace que, en estos momentos, sea difícil llevarlos a cabo en las mismas circunstancias. No obstante, esto no frenó al sector de la música, que lejos de conformarse con posponer sus ediciones de verano, ha decidido dar una vuelta de tuerca a la situación y realizar los eventos en formatos reducidos y algo distintos a los habituales.
Festivales como “Las noches del Malecón” en Murcia, con una serie de conciertos que se extienden desde el mes de mayo hasta finales de agosto, las famosas noches del Botánico de Madrid o el denominado “Mallorca Live Summer”, que han vuelto este verano, son solo algunos ejemplos de que los festivales estivales han vuelto, por fin, para ser lo que siempre fueron.
La industria está optando por cambios de escenario, eligiendo venues mucho más grandes donde caben las mismas personas que en uno más pequeño en la época pre-covid, pero donde se pueden cumplir las distancias de seguridad. Y todo porque los artistas que se deben a su “fandom”, a cada uno de sus fans, no quieren decepcionarles y, para ellos, la reducción de aforo no es una opción.
Un claro ejemplo lo encontramos en el famoso trappero Rels B, que tras tener que retrasar su concierto, anunciado para el pasado mes de abril en el Palacio Vistalegre de Madrid, lo trasladó al 9 de julio en un lugar mucho más grande: el Estadio Wanda Metropolitano. Todo para cumplir con las medidas sanitarias sin tener que reducir aforo, porque debido a la distancia mínima de seguridad, los venues han visto reducida su capacidad hasta un 40%, lo que quiere decir que las salas de conciertos están trabajando a un 60-70% de su ocupación dependiendo de las condiciones y medios que tenga cada una.
Grandes diferencias
Las medias sanitarias están lejos de ser algo parecido a la época pre-covid, pero son, sin duda, un aliciente para que este verano se estén celebrando las giras de nuestros artistas nacionales e internacionales con total seguridad.
De momento, nos podemos olvidar de los conciertos de pista en los que saltábamos, nos empujábamos y nos sudábamos al son de las canciones de nuestros artistas favoritos. Los conciertos, de momento. son más parecidos a los celebrados en teatros, donde el público está sentado, aunque hay una gran diferencia: que antes el público se podía levantar y bailar, y ahora no puede estar de pie. Pero esto es pasajero y al menos podemos disfrutar de nuevo de la música en directo.
Y es que, con la intención de reducir los contagios, el protocolo anti-covid-19 no se queda solo en mascarillas y limpieza de manos. Con tal de evitar el contacto personal por seguridad, todos los venues de conciertos -tanto en exterior como en interior- han cambiado, la pista por el patio de butacas, y los asientos están separados entre sí por un metro y medio, la distancia mínima de seguridad que llevamos escuchando desde hace más de un año.
Otro cambio significativo respecto a los eventos musicales que se celebraban antes de la pandemia es que, en muchos espacios, como el Auditorio Nacional de Música, tienen cerrada su área de restauración con el fin de evitar tener que quitarse la mascarilla para beber o comer. De hecho, los venues que mantienen la zona de restauración abierta es porque están al aire libre y porque, como el Wizink Center, han incrementado su sistema de ventilación, potenciándolo de tal manera que se renueva el aire del interior mucho más rápido.
Estrictas medidas
En lo que a las medidas covid se refiere, no solo debemos hablar del aforo o la distribución de las salas. Los accesos a los recintos y los movimientos del público dentro de cada espacio también requieren de estrictas medidas para cumplir con la seguridad sanitaria. Y es que, los recorridos deben estar muy cuidados para evitar que las personas se crucen y evitar así aglomeraciones en espacios pequeños.
Por ejemplo, si la sala lo permite, debe haber un camino de entrada y otro de salida tanto para la pista como para el acceso al baño. Lo ideal sería que hubiera varias puertas de entrada y salida para no concentrar al público en un mismo sitio y, si esto no es posible, entonces habrá que citar a la gente a diferentes horas según la zona por la que estén sentadas. Además, en la entrada, es obligatorio tomar la temperatura a cada asistente, que no podrá pasar si su temperatura supera los 37,2 grados.
También es imprescindible que, si en algún momento alguien se empieza a encontrar mal, el recinto cuente con una zona para aislar a estas personas que pueden ser portadoras del virus. En dicho espacio deben estar disponibles las correspondientes EPI legalmente homologadas. Y se deberá avisar a los cuerpos sanitarios del evento para que manden a un equipo a la sala y de esa manera poder actuar con más rapidez si fuesen necesarios sus servicios. Después de su actuación, esta sala Covid, como se les denomina, debe ser limpiada y desinfectada.
Como vemos, hay que incrementar el personal de los conciertos, pero no solo en la limpieza, sino en todos los ámbitos y cada trabajador, debe estar formado y ser capaz informar de las medidas que hay que seguir, regular los accesos, salidas y posibles esperas. Los empleados también deben seguir unos protocolos específicos para sus funciones del puesto de trabajo, donde en muchas ocasiones, por no decir siempre, deberán aportar un resultado negativo en Covid-19 en las últimas 72 horas, garantizando así tanto la salud del personal como la del público.
En resumen, el protocolo Covid-19 es algo que obliga a ser mucho más cuidadosos con la organización de los conciertos, lo que hace que los conciertos no sean, de momento, como antes y que el público tenga que contener sus ganas de saltar al ritmo de las canciones y estar sentado. Pero es una gran noticia que ya podamos ver a multitud de artistas con sus giras por todo el país y disfrutar de los ansiados festivales de verano.