JUAN LUIS FUENTE
Está siempre tan a mano que, de repente, cuando te planteas entrevistarle y echar un vistazo a su currículum, uno dice: “Anda, es verdad: ¡si fue todo esto, todo aquello y lo de más allá!”. Su humildad y su talante campechano hace que casi lleguemos a olvidarnos de que estamos ante un profesional con uno de los mejores currículum. Doctor en Ciencias de la Información, Diplomado en Ciencias Empresariales, ADE, Máster en Dirección de Márketing, otro en Dirección de Comunicación, Grado en Protocolo, Bachelor en Empresariales, Comunicación, Marketing y Relaciones Públicas y mucho más… Y su carrera profesional, pues impresionante (véanlo más abajo). Claro, estamos ante un hombre muy tenaz, perfeccionista, responsable, trabajador, familiar, leal y siempre persistente y pertinaz en lograr sus objetivos. “Siempre me levanto, aunque la caída sea dura”, apunta. Por eso no es de extrañar que la pasión en su vida sea cumplir sueños. Sueños y más sueños. Afirma que ha logrado muchos, “aunque me faltan bastantes por conseguir, pero estoy en ello”.
Así es Fernando Fernández Sánchez, actual director de Relaciones Institucionales e Internacionales del Consejo de Estado, un madrileño a quien le encanta leer, escribir, hacer deporte, salir al campo, al mar y cómo no, por supuesto, disfrutar de su querida familia y de sus buenos amigos, a los que quiere y cuida con esmero. También le hubiese gustado ser periodista, pero pudo más el protocolo. No obstante, hace sus pinitos con esas ya clásicas entrevistas que hace en el programa que sube a las redes sociales llamado “La hora del vermú con Fernando Fernández”. Vamos, un hombre con el que resulta muy interesante compartir todo tipo de momentos. De hecho, a él le gustaría que le recordasen así: como una persona a la que mereció la pena conocer.
Como todos, sufrió con la pandemia, pero sabe sacar de ella muy buenas conclusiones: “Nos ha servido para reinventarnos y para que la profesión esté más unida”. Y se siente muy feliz porque ve cómo los eventos “están volviendo con más fuerza que antes. Se percibe que los ciudadanos los están demandando insistentemente, por lo que son más necesarios que nunca para lograr la normalidad”.
Pues, lo dicho, que al mirar su currículum uno se queda abrumado. ¿Cómo lo hizo? ¿Hay tiempo para tanto?
Siempre estuve muy volcado y preocupado en mi formación. Para mi, casi se convirtió en una obsesión. De hecho, no hay año en que no me matricule en algún curso o disciplina. En esta edición he realizado varios cursos de post doctorado. Cuando tienes esa motivación te quitas tiempo de tu sueño a diario, dedicas muchas horas los fines de semana y vacaciones y comes muchos bocadillos en la hora de la comida.
Es que, además, los puestos que ocupó a lo largo de su carrera profesional siempre han sido al más alto nivel, tanto en protocolo como en comunicación, relaciones institucionales e imagen corporativa dentro de la Administración General del Estado y de altas Instituciones públicas y privadas. ¿Se lo rifaban o qué?
He intentado ser siempre muy profesional y pienso que he conseguido transmitirlo allá donde he prestado mis servicios. No he escatimado esfuerzos, superación y dedicación. Soy muy perfeccionista en mi trabajo. He repetido varias veces con altos cargos con los que ya había trabajado y eso, para mi, es una señal de que mi labor no les pasó desapercibida.
“Se ha logrado un gran sueño: contar con grados y másteres oficiales en protocolo, además con una formación muy buena, muy profesional basada en una constante actualización”
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del protocolo? ¿Por qué esta disciplina como profesión?
Comencé en esto de pura casualidad. Hace ya casi treinta y cinco años, la jefa de Protocolo del Ministerio del Interior, Irma Deglané, apostó por mi cuando era entonces un joven funcionario que trabajaba en el gabinete del ministro y me ofreció ser su adjunto. Desde entonces me enganchó de tal manera que mi vida no ha dejado de estar relacionada con esta trepidante profesión.
¿Le han enseñado bien la profesión o tuvo que bandeárselas solo?
En mis inicios no existía casi formación sobre la profesión de protocolo. Es más, la mayoría de las personas no sabían ni lo que era o significaba realmente el concepto “protocolo”. Recuerdo con nostalgia que “devoraba” los dos o tres libros que existían entonces de López-Nieto y Felio Vilarrubias. Aprendíamos los unos de los otros a base de prueba y error. Las diferentes normativas vigentes relacionadas con la aplicación del protocolo también fueron un importante referente.
Ha trabajado en ministerios, en RTVE, en la Vicepresidencia Primera del Gobierno, en la Secretaría General del presidente del Gobierno, fue consejero de la Agencia EFE, consultor de grandes corporaciones… Excluyendo su actual trabajo en el Consejo de Estado (sobre el que después le preguntaré), ¿cuál le resultó más complejo?
Para mi todos han sido importantes. He aprendido de todos ellos. Lógicamente, hay algunos que por su magnitud, transversalidad e importancia son más complejos, pero a la vez me ofrecieron más oportunidades, como, por ejemplo, la Vicepresidencia Primera del Gobierno o la Dirección de Relaciones Públicas y Protocolo de RTVE. No quiero dejar de citar el Ministerio del Interior y el de Justicia donde estuve diecinueve años y aprendí muchísimo.
Por su experiencia con cargos públicos y privados al más alto nivel, nos podrá decir quién se deja asesorar mejor en protocolo, ¿un ministro o un empresario?
Mi experiencia profesional me ha demostrado que los ministros y ministras están más concienciados de la importancia del protocolo y el papel que juega en los actos a los que asisten. A los empresarios todo lo que sea intangible a primera vista les importa menos. Sin embargo, cuando les toca relacionarse con algún alto cargo les surgen muchas cuestiones y dudas. Reitero que es únicamente mi experiencia.
“Los actos híbridos han llegado para quedarse y esto debe ser una oportunidad para que los profesionales nos adaptemos a la nueva situación ampliando nuestra formación para actualizarnos”
Da la impresión de que tiene el corazón “partío” entre el mundo oficial y el corporativo. En su currículum parece que manda el oficial. ¿Qué me dice?
Con todo mi respeto hacia mis colegas del ámbito empresarial, sin duda prefiero el oficial. Me formé como profesional en él y aprendí no sólo a aplicar la normativa protocolaria sino también a organizar los actos. Es un error pensar que los profesionales de protocolo oficial sólo sabemos aplicar la normativa protocolaria y no somos competentes, sin embargo, en organizar los actos. Como responsable de protocolo también lo he sido de la organización de los actos.
¿Cómo fue su etapa en Moncloa como director de Protocolo de la Vicepresidenta Primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega? ¿Qué fue lo que más aprendió de esta vicepresidenta?
Necesitaría muchas líneas para explicar todo lo que siento sobre esta increíble etapa. En el terreno profesional crecí casi de manera exponencial y aprendí mucho, especialmente con todo lo relacionado con la producción de actos. María Teresa Fernández de la Vega ha sido para mí muy importante. He estado con ella en todos los cargos que ha ocupado desde que fue viceministra del Ministerio de Justicia e Interior. Entre otros muchos aspectos, ella es un motivador ejemplo en autoexigencia, disciplina en el trabajo y en no escatimar en esfuerzo, ilusión y perseverancia. Para mi, es una política ejemplar en todos los ámbitos. Fue la primera mujer que presidió un Consejo de Ministros en España y la primera mujer que ha presidido el Consejo de Estado. Es todo un orgullo y privilegio trabajar a su lado.
¿Y lo que más le enseñó el mundo de la empresa?
El ámbito empresarial tiene otros objetivos. Cuando trabajé en este sector sentía que en la empresa la palabra “protocolo” era una denominación que no acababa de encajar. Sin embargo, hoy en día, la interrelación que existe entre el mundo empresarial y el oficial es cada vez mayor. Por ello, considero que los departamentos de protocolo de las grandes empresas son, a mi juicio, muy necesarios. En este mundo aprendes que la organización de eventos es una herramienta clave para lograr alcanzar los objetivos y donde la transversalidad es imprescindible.
“El Observatorio de Protocolo es un paso de gigante para la profesión, uno de los canales que nos faltaba para avanzar en el estudio, la unificación y una mayor efectividad en nuestro sector”
Ahora es director de Relaciones Institucionales e Internacionales del Consejo de Estado del Reino de España, casi nada.
Trabajar aquí es todo un honor. El nivel profesional e intelectual de sus integrantes es encomiable y ejemplar. Mi trabajo, al estar en el campo oficial, es muy similar a los demás que he tenido con las peculiaridades y normas de una Institución que ha contribuido muy sustancialmente a construir la historia de nuestro país.
Como periodista, me llama especialmente la atención su paso por RTVE y como consejero de la Agencia EFE. ¿Los altos cargos de estas poderosas entidades informativas “escuchan” a los también altos responsables de protocolo?
Tanto la Agencia EFE como RTVE son empresas públicas, pero, a su vez, funcionan en gran medida dentro de la esfera empresarial, siempre, por supuesto, en el marco del servicio público. En ellas, debes tener la capacidad de saber actuar en el terreno oficial y empresarial simultáneamente. No es lo mismo una firma de un convenio con una comunidad autónoma que una gala con actores y patrocinadores, por ejemplo. Personalmente, con los presidentes que he trabajado siempre me he sentido escuchado y han tenido en cuenta las apreciaciones que he realizado.
Periodistas y protocolo; protocolo y periodistas. Eterno debate. ¿Quién es más poderoso, un informador o un organizador? A su juicio, ¿se entienden bien ambas profesiones?
Creo que no se trata de quién es más importante o poderoso. Mi relación con los periodistas que han asistido a los actos que he organizado siempre ha sido buena. Formamos parte tanto unos como otros del mensaje que se traslada al ciudadano. Las dos profesiones son necesarias y estamos condenados a entendernos.
Uno se pregunta, viendo su currículum por qué no fue usted periodista.
Es una profesión que me atrae. Tengo buenos amigos periodistas, sobre todo, de mi etapa en RTVE y en la Agencia EFE. Algunas veces, hago mis “pinitos” de aficionado y entrevisto a algún compañero de manera informal. Reconozco que me hubiera gustado hacer radio. De alguna manera, los profesionales de protocolo también narramos historias a la sociedad a través de los actos que organizamos.
En cualquier caso, impresionante carrera tanto formativa como laboral. Pero no acaba aquí la cosa: usted tiene también un montón de libros escritos…
Tampoco son tantos: siete. Los libros han sido de lo que más orgulloso me siento, a pesar de que tienen una narrativa muy austera y profesional sin un destacable estilo literario. Me encantaría escribir una novela y algún día me pondré a ello, nunca es tarde.
“María Teresa Fernández de la Vega ha sido para mí muy importante. Es todo un orgullo y privilegio trabajar a su lado”
Tampoco se termina aquí la cuestión: también le encanta formar, dar clases, ser profesor, tarea que ejerce brillantemente en varios centros universitarios.
Nunca he dejado de estar relacionado con la Universidad. Actualmente, no imparto casi clases por razones de compatibilidad con el trabajo. Pero hubo una época de casi cuatro años en que me dediqué exclusivamente a ello y fue una de las etapas más felices de mi vida. Fui profesor asociado en el grado y en el máster oficial de Protocolo de la UCJC a través de ISPE, actualmente ISEMCO, codirector de Máster en la UCM, director del Máster en Protocolo y Relaciones Institucionales en IL3 Business School, profesor de Protocolo Social en la URJC, coordinador del Máster y del Experto en Protocolo y Relaciones Institucionales en el ISEP, profesor en OBS Business School, etc.
¿Por qué le gusta enseñar?
Siempre me ha enriquecido mucho la formación. Me ha servido para estar continuamente actualizado e interrelacionarme con el alumnado, que cuenta, por cierto, con una visión muy innovadora.
¿Qué opinión tiene de la formación que se ofrece en general hoy en día a los futuros profesionales del sector?
Muy positiva. Se ha avanzado muchísimo en todos los sentidos y se ha logrado uno de los sueños más importantes que teníamos los profesionales, que era contar con grados y másteres oficiales universitarios. Este sueño comenzó a fraguarse en los inicios de la EIP. Estos comienzos de esperanza posteriormente se hicieron realidad. ISPE/ISEMCO fue de los primeros centros que lo logró junto con la UCJC. Y en la actualidad continúa formando a través de titulaciones oficiales universitarias a cientos de futuros profesionales. La formación que se imparte es muy profesional basada en una constante actualización. También se han sumado otras universidades que enriquecen la oferta académica.
Dicho todo esto, también tiene familia. ¿Cómo lo hace? Y me consta que también tiene muy buenos amigos. ¿De dónde saca el tiempo?
La familia y los amigos para mi son muy importantes. Al final, son quienes siempre están. Por desgracia, no he tenido todo el tiempo que me gustaría haberles dedicado. Ahora intento priorizar cada vez más mis ocupaciones para disfrutar lo máximo posible de ellos. El tiempo corre y no lo vuelves a recuperar.
También me consta que es usted un hombre de principios, de palabra, como si esto formase parte de la máxima en su vida.
No soporto la injusticia ni la falta de lealtad y honestidad. No me gusta hacer daño a nadie y menos a la gente que quiero y eso ha hecho que haya tenido que tragarme muchos “sapos” que no eran míos. He aprendido que en la vida te llevas gratas sorpresas con personas que no esperabas y tristes decepciones con otras que nunca lo imaginabas. Al final, esta vida no sólo tiene un camino. Una de las máximas que he aprendido tras ver a muchas personas que han “levitado” en situaciones y momentos puntuales es la de ser siempre el mismo independientemente del puesto o responsabilidad que ocupes, bien sea en las alturas o en los sótanos. En la vida no hay nada eterno. Engañarse a uno mismo es el mayor error que puedes cometer.
Estamos terminando y me faltan dos preguntas obligadas. Aquí la primera: ¿cómo ve la profesión de protocolo y eventos ahora mismo tras esta terrible pandemia?
Sin olvidar nuestro recuerdo emocionado a todas las personas que tristemente nos han dejado, esta pandemia también ha logrado que nos reinventemos y que la profesión esté más unida. Los actos híbridos, sin duda, han llegado para quedarse y esto debe ser una oportunidad para que los profesionales nos adaptemos a esta nueva situación ampliando nuestra formación para actualizarnos. Los eventos están volviendo y lo están haciendo con más fuerza que antes. Esto no significa, de momento, que se desarrollen con más asistentes, pero sí se percibe que los ciudadanos los están demandando insistentemente, por lo que son más necesarios que nunca para lograr la normalidad.
La otra es ésta: le acaban de nombrar secretario general del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos. ¿Qué puede decir de esta entidad?
Es un honor ser el secretario general del Observatorio de Protocolo. No sé por cuanto tiempo seguiré como secretario general, pero siempre agradeceré la generosidad de la persona que me propuso y la de mis compañeros que ratificaron mi nombramiento. El Observatorio es para mi un paso de gigante dentro de la profesión, uno de los canales que nos faltaba para avanzar en el estudio, unificación y mayor efectividad en la aplicación del protocolo y la organización de eventos. Como expresé cuando tuve el honor de presentarlo y defenderlo ante los compañeros, el Observatorio es la “casa de todos” y así debe seguir siendo.