FLOZ DE PAZ ALCÁNTARA
El nombre de Isidoro Meneses resuena con cariño y respeto en la comunidad de Adeje, lugar donde, aunque no nació, dejó una huella profunda e imborrable. Conocido cariñosamente por muchos como “Pipo”, su vida estuvo marcada por el amor al servicio público, la dedicación a su entorno y la calidez con la que trataba a quienes lo rodeaban.
Nacido en Puerto de la Cruz, Isidoro encontró en Adeje un hogar al que entregó lo mejor de sí, donde cumplía, el pasado 19 de febrero, 35 años de servicio. Desde su llegada, su presencia se convirtió en un pilar fundamental del Ayuntamiento, donde desempeñó el rol de jefe de Protocolo con una profesionalidad ejemplar. Su labor no se limitó a la organización de eventos o la representación institucional; fue, ante todo, un nexo entre la administración y la ciudadanía, asegurándose de que cada persona se sintiera acogida y representada.
Más allá de su trabajo, quienes tuvieron la fortuna de conocerlo lo recuerdan por su espíritu afable y su inagotable disposición para ayudar. Su trato cercano y su habilidad para hacer sentir especiales a quienes le rodeaban lo convirtieron en un referente de humanidad y compañerismo. Era de esas personas cuya presencia generaba confianza y cuyo consejo siempre era bien recibido.
Isidoro Meneses falleció el pasado 9 de marzo de 2025, dejando un profundo vacío en su comunidad y en el ámbito profesional al que dedicó su vida. Tras su fallecimiento, las redes sociales se han llenado de mensajes de afecto y despedida, una clara muestra del impacto que tuvo en tantas vidas. Amigos, colegas y vecinos de Adeje compartieron anécdotas y recuerdos, destacando su generosidad y el legado que deja en la comunidad. No solo fue un trabajador comprometido, sino también un amigo leal, un mentor y un hombre de valores intachables.
Su amor por Adeje se reflejaba en cada iniciativa que impulsaba. Su conocimiento y profundo respeto por la historia y cultura local le permitieron desempeñar su cargo con una sensibilidad especial, siempre con el objetivo de fortalecer el sentido de identidad de la comunidad. Participó activamente en la organización de eventos que daban visibilidad a las tradiciones del municipio, asegurando que estas fueran apreciadas y preservadas para las generaciones futuras.
La partida de Isidoro deja un vacío difícil de llenar. No solo el Ayuntamiento, sino toda la comunidad de Adeje, siente su ausencia. Además, los profesionales de protocolo de Canarias y del resto del país lo recordarán con afecto y respeto, reconociendo su destacada trayectoria y su aporte invaluable a la profesión.
En estos momentos de dolor, su familia, amigos y compañeros encuentran consuelo en los innumerables recuerdos que deja atrás. Su historia no se apaga con su partida; al contrario, se mantiene viva en la memoria colectiva de quienes lo conocieron y en la impronta que dejó en Adeje.
Descansa en paz, “Pipo”. Tu legado y tu ejemplo seguirán guiando a muchos en el camino del servicio, la amistad y el amor por la comunidad.