PATRICIA LORO
Eventos y turismo tienen la fórmula para convivir como una pareja perfecta: juntos pero no atados, con propósitos compartidos pero conservando el espacio personal de cada uno, independientes, abriendo sus propios caminos, aportando cada uno su experiencia, siendo libres, uniéndose por elección, que no por necesidad.
¿Alguien puede tener aún alguna duda de por qué España fue el segundo país más visitado del mundo? En nuestro medio millón de kilómetros albergamos una riqueza paisajística extraordinaria: quince parques nacionales, más de 3.000 playas, cerca de 50 patrimonios de la humanidad, 273 estrellas Michelin… Y éstas son solo las grandes cifras, porque nuestro patrimonio natural, cultural y gastronómico es infinito.
Si además, este gran destino que somos, lo condimentamos con la alta calidad de infraestructuras, una importante red de comunicaciones, un alto nivel de seguridad, y por encima de todo, una excelente red humana, de calidad, llena de talento y conocimiento, cómo no entender que fuéramos el quinto país en el ranking ICCA de 2019 y cómo ser ciegos ante la huella que dejan los eventos a su paso en nuestras calles, en nuestras ciudades, en nuestra economía, y por supuesto, la huella que dejamos en ellos, en quienes acuden a nuestros eventos, que son nuestro altavoz después en el mundo.
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