JUAN LUIS FUENTE
(Entrevista publicada en esta misma página el 11 de noviembre de 2021 y que ahora ofrecemos también para descargar en versión PDF)
Estar con él es como estar en familia, siempre con espacio para la diversión y para el sosiego en un ambiente de máxima lealtad, que es una de las palabras que mejor le definen. Él mismo se considera una persona muy familiar que disfruta mucho rodeado de su gente. De hecho, odia la soledad. Es un lector empedernido que disfruta de la buena música y un gran amante de la naturaleza, pasiones que no saborea tanto como quisiera porque su trabajo le tiene siempre envuelto, lo que hace que no pueda gozar de su verdadera afición: su familia. Hablamos de Javier Vilariño Torreiro (A Coruña, 1979), gerente de Relaciones Institucionales y Protocolo de ABANCA y experto en protocolo empresarial con más de veinte años de experiencia en la profesión a lo largo de los cuales ha organizado y dirigido muchos eventos de calado con autoridades y personalidades de reconocido prestigio nacional e internacional. A este gallego de pro, apasionado de su familia y forofo del Dépor (¡hasta la médula!) le gustaría ser siempre concebido como una buena persona, algo de lo que no parece que tenga que ocuparse mucho dada su alta reputación personal. Generoso por naturaleza, pretende devolverle al protocolo al menos parte de lo que le ha dado a él. “Espero poder ayudar a los colegas tanto como lo han hecho conmigo los grandísimos profesionales y bellísimas personas que me he ido cruzando a lo largo de estos 23 años que llevo en contacto con esta fantástica profesión”, afirma este hombre luchador y optimista, aunque, por desgracia, tiene que reconocer que el protocolo empresarial en general (pese a no ser su caso) “no tiene el reconocimiento que se merece, aunque es algo que sucede en la profesión en general”.
Hoy, día en que comienza el Congreso de Protocolo y Eventos en el Auditorio ABANCA de Santiago de Compostela, le veremos feliz en el ansiado cuerpo a cuerpo con sus colegas. Sobre esta cita que organiza el Observatorio de Protocolo, del que es miembro fundador, afirma: “Realmente, no estamos ante un encuentro convencional, sino ante el CONGRESO DEL REENCUENTRO. La profesión ha sufrido mucho las consecuencias de la pandemia y estamos ante la mejor oportunidad para retomar nuestro marco de convivencia, que es la interacción con los demás y las relaciones personales”
Tengo la impresión de que es usted una persona dadivosa por naturaleza. ¿Tal vez por eso es tan activa en el plano asociativo?
Bueno, es una impresión suya. Lo que sí tengo muy claro es que hay que tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros mismos. Es frase que me han escuchado mucho quienes me conocen y que define muy bien cómo concibo las relaciones sociales. Pero, sobre su pregunta, creo que es muy importante colaborar en la mejora y defensa de esta profesión y, ciertamente, ahí estoy: tengo el privilegio de ser secretario de la Asociación de Técnicos de Protocolo de Galicia, miembro fundador y vocal del Comité Ejecutivo del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos (OPPE), vicepresidente 4º de Expansión, Desarrollo y Relaciones Internacionales de la Organización Internacional de Ceremonial y Protocolo (OICP) y miembro del Comité Fundacional de la Academia Internacional de Ceremonial y Protocolo (AICP).
¿Tenemos demasiadas asociaciones?
Todas tienen su razón de ser. Realmente las hay de carácter territorial o incluso sectorial, y únicamente un par de ellas de ámbito nacional. No obstante, dada la buena relación que existe entre los máximos responsables de las mismas, todas ellas se comportan de manera complementaria, facilitando incluso el intercambio de información y eventos entre los asociados.
¿Necesitamos un colegio profesional?
Después de haber conseguido la implantación de los estudios oficiales de protocolo y organización de eventos, creo que sí sería muy interesante su creación para que aglutinara al conjunto de compañeras y compañeros que ejercemos la profesión cada día y hacer aún más fuerza, si cabe, para conseguir los objetivos básicos de quienes conformamos este mundo, por ejemplo, defender nuestros intereses y ponerlos en valor, dar una mayor visibilidad a nuestras funciones y, principalmente, conseguir regular el ejercicio de la profesión, cuestión que evitaría el manido tema del intrusismo.
El Observatorio es de reciente creación, un hijo de la pandemia. ¿Va a ser el gran aglutinador de todos los pensamientos y formas de actuar de las diferentes asociaciones?
Yo no lo presentaría como un anhelo futuro, sino como una realidad del presente. Creo que es “el espacio o punto de encuentro” en el que confluyen los pensamientos y las diversas formas de actuar no sólo de todas las asociaciones, sino también de un elevadísimo porcentaje de profesionales, asociados o no, de España y de otros muchos países.
¿Su principal objetivo?
Desde mi punto de vista, velar por los intereses de los profesionales y poner en valor sus funciones. En cierta medida, está ejerciendo alguna de las tareas que presumiblemente debería de abordar un colegio profesional si existiese.
“El principal objetivo del Observatorio es velar por los intereses de los profesionales y poner en valor sus funciones. En cierta medida, está ejerciendo alguna de las tareas que debería de abordar un colegio profesional si existiese”
La OICP, en cambio, ya tiene unos cuantos años.
¡En el presente año 2021 celebramos el vigésimo aniversario! Sin duda, es la máxima institución supranacional en materia de protocolo y ceremonial que a lo largo de su historia ha intentado marcar el camino de la profesión, tanto en lo teórico y en lo práctico, como deontológicamente. Ha conseguido aglutinar a miles de profesionales de muchas nacionalidades y ha creado unos lazos y unos vínculos personales e institucionales que han sido, y son, claves a la hora de acercar distintas culturas, sin olvidar que queda todavía mucho camino por recorrer y uno de los principales objetivos de esta presidencia y de su equipo directivo es seguir creciendo y congregar a un mayor número de organizaciones, instituciones, profesionales independientes y nacionalidades para seguir siendo la organización de referencia en el mundo.
¿Sus principales logros?
Los divulgativos e instructivos, ya que bajo su seno se desarrollaron los primeros y más reconocidos congresos profesionales con una afluencia mundial masiva. Gracias a ellos, la mayor parte de los profesionales del sector hemos aprendido e intercambiado experiencias.
Lleva ya muchos años en la carretera. ¿Cuál es el evento que más le ha cautivado?
No lo definiría como “el evento que más me ha cautivado”, sino como el que más me ha marcado o más especial ha sido para mí. Fue una cena presidida por los Reyes D. Juan Carlos y Dña. Sofía en la sede de la Fundación Caixa Galicia en Santiago de Compostela el 23 de junio de 2003, noche de la onomástica de Su Majestad, con asistencia de unas 90 personalidades, representantes de todos los ámbitos de la sociedad gallega. Profesionalmente, significó un antes y un después por todo lo que aprendí y por todo lo que viví en la fase de preparación y, por supuesto, durante el propio evento.
¿Sobre sus primeros eventos?
Mi primera toma de contacto con la profesión fue en el año 1998 cuando me incorporé para hacer las prácticas profesionales como auxiliar administrativo en el departamento de Relaciones Públicas de Caixa Galicia. En estos inicios, eventos como la visita de los duques de Lugo a la sede de la entidad en Lugo, una cena de gala en Santiago de Compostela con motivo de la Inauguración de una exposición de obras del Museo Thyssen en el Centro Galego de Arte Contemporáneo (CGAC) o la Inauguración de la sede de Caixa Galicia en Oviedo con asistencia de las principales autoridades y personalidades de Galicia y el Principado de Asturias, despertaron en mí un interés desmedido por seguir profundizando en la profesión y continuar formándome académicamente, además de enriquecerme con los consejos y la sabiduría de grandes referentes del protocolo con los que he tenido ocasión de interactuar.
¿En qué ha cambiado nuestra profesión con la pandemia?
Con ella hay un antes y un después para los profesionales del protocolo. Sin duda, nuestra profesión ha cambiado y para bien. Hemos sido capaces de reinventarnos a un ritmo vertiginoso, de incorporar nuevas herramientas de carácter tecnológico a los eventos, demostramos que incluso en situaciones tan adversas somos auténticos especialistas en poner orden y en llevar a cabo nuestro trabajo de una forma impecable, dando fuerza siempre a la imagen de nuestros eventos y a las instituciones para las que trabajamos… Y, por supuesto, a todo esto, debemos de sumar la unión de la profesión, que creo que ha salido muy reforzada de esta situación.
“La pandemia ha marcado un antes y un después en la profesión. Con ella hemos sido capaces de reinventarnos a un ritmo vertiginoso y demostramos que incluso en situaciones tan adversas somos auténticos especialistas en poner orden y en hacer nuestro trabajo de forma impecable”
¿Qué es lo que más le apasiona de la profesión?
La aplicación del protocolo en el ámbito empresarial, pues considero que es una rama emergente con muchísimo campo dentro de la disciplina. En un mundo globalizado en el que las organizaciones empresariales juegan un papel fundamental como dinamizadores económicos y sociales, es cada vez más común que se demanden profesionales especializados en el ámbito de la organización de eventos enfocados principalmente a la exaltación de la imagen y la marca de la compañía y a la fidelización del cliente.
¿Cuál es el principal papel de un jefe de protocolo en el sector empresarial?
En realidad, no creo que diste mucho del papel de quienes desempeñan su trabajo en el ámbito oficial. Quizás en la empresa, por la inercia de la organización, estemos más orientados hacia la imagen, la identidad corporativa y la rentabilidad, ya que los eventos se hacen generalmente con el fin de obtener el máximo retorno, ya sea económico o reputacional. Y sí tenemos mayor influencia, además de una mayor interacción con otras disciplinas como la comunicación o el marketing, además un mayor enfoque hacia la producción de eventos.
¿Está reconocido el protocolo empresarial dentro de la profesión?
Sinceramente, creo que no, aunque sí es cierto que hemos avanzado mucho en los últimos años. Pero es que, en realidad, la profesión en general no tiene el reconocimiento que se merece y, por extensión, en la rama empresarial, como en otras muchas especialidades, ocurre lo mismo.
Además, no son muchas las empresas que contratan a expertos en protocolo y organización de eventos.
Por desgracias, así es y, evidentemente, si somos pocos, esto se traduce en una menor visibilidad. Sin embargo, ante un contexto de globalización cada vez más extendido, junto con el papel tan trascendental que están jugando las empresas en el desarrollo económico de las sociedades con las que interactúan, surge un nicho de mercado importante que, a su vez, hace que los profesionales tengamos una mayor interacción con la sociedad y una mayor visibilidad, lo cual incrementa el reconocimiento, tanto dentro como fuera de la profesión.
¿Su gran reto?
Digamos que mi principal aspiración está cumplida, ya que desde que descubrí este mundo, soñaba con llegar a consolidarme como profesional. Sí tengo que decir que algún día me gustaría poder escribir una tesis cuya investigación se centrase íntegramente en el protocolo aplicado al ámbito de la empresa.
Hablemos del Real Decreto de Precedencias que afecta a todo el mundo. ¿Hay que actualizarlo?
Indudablemente, SÍ. Aunque hay que reconocer que es un trabajo muy bien hecho, y buena muestra de ello es que sigue aplicándose casi 40 años después de su implantación. Pero es imprescindible adaptarlo a la realidad actual reordenando precedencias, eliminando puestos ya extinguidos e incorporando cargos que han ido surgiendo a lo largo de los últimos años y que no aparecen reflejados en el Real Decreto y que, por lo tanto, no están amparados por el mismo. Esta obsolescencia se traduce principalmente en una desigualdad a la hora de aplicarlo en los distintos actos públicos, puesto que deja lugar a la interpretación de cada institución, de cada organizador e incluso de cada comunidad, y ahí es donde surgen las disparidades. Estamos ante una vieja demanda de la profesión, pero lamentablemente es un melón que ningún gobierno quiere abrir por la complejidad que conlleva.
“Es imprescindible renovar el Real Decreto, adaptarlo a la realidad actual reordenando precedencias, eliminando puestos ya extinguidos e incorporando cargos nuevos que no refleja. Pero lamentablemente es un melón que ningún gobierno quiere abrir por la complejidad que conlleva”
Seguro que en su caso sí, pero, en general, ¿los “jefes” tienen una estima importante a nuestra profesión?
Estoy completamente convencido de que los “jefes” son los que nos tienen mayor estima y consideración dado que son los beneficiarios directos de nuestro trabajo. Sin embargo, creo que nuestra asignatura pendiente está en el siguiente escalafón del organigrama. En mi opinión, el problema de la profesión en este sentido está en que hacemos demasiadas cosas que no se perciben y que son muy difíciles de justificar o de cuantificar, por lo que generalmente da la impresión de que solo estamos pendientes del bienestar del jefe, cuando realmente nosotros desempeñamos una gran labor corporativa. El área de protocolo no trabaja únicamente para los jefes, sino que lo hace para la institución en su conjunto.
Hay quien dice que a veces nos ven como de segunda división…
Si se estudiasen las funciones con detenimiento, estoy seguro de que cambiaría totalmente esa percepción. El protocolo, al igual que las relaciones públicas, se basa en el arte de la persuasión y, por regla general, nuestros mayores logros se consolidan en el dialogo, en el entendimiento, en la negociación y en las relaciones institucionales, mientras que otras disciplinas solidifican sus logros a golpe de talonario, lo que se traduce en un mayor peso presupuestario, pudiendo dar la sensación de que son áreas mucho más importantes.
¿Estamos entonces ante una profesión de futuro?
Por supuesto. Estamos ante una profesión que, a pesar de ser considerada convencional o antigua (no olvidemos que se dice que el protocolo nace con el ser humano), ha sabido reinventarse y readaptarse en cada momento y en cada etapa. , si bien Considero que estamos en una fase crucial en la que confluyen varios factores determinantes para que tenga el impulso definitivo. Bajo mi punto de vista, el principal factor es el académico. El hecho de que se haya logrado la implantación de los estudios oficiales es determinante para constituir una nueva ciencia: la del protocolo. Otro factor es la unión de los profesionales, pues hasta el momento no se había producido nunca una unión tan fuerte e inquebrantable como la que estamos viviendo los profesionales de las distintas ramas que conforman la profesión. E independientemente de que haya otros factores, no quiero dejar de mencionar otro que está vinculado al “apellido” de la profesión: la organización de eventos. En un mundo globalizado y dominado por la tecnología y las redes sociales, cobran cada vez mayor relevancia los momentos en los que interactuamos de forma presencial con los demás y cada evento supone una oportunidad única para dar mayor visibilidad y continuidad a nuestra profesión.
“Sin duda, estamos ante una profesión de futuro. Haber logrado unos estudios oficiales es determinante para constituir una nueva ciencia: la del protocolo. Otro factor es la unión de los profesionales, pues no se había producido nunca de forma tan fuerte e inquebrantable”
¿Qué le gustaría cambiar en su especialidad?
Me gustaría que hubiese una mayor implantación del protocolo en el plano empresarial porque somos una profesión emergente en la que tenemos mucho campo para crecer. Creo que somos nosotros, los profesionales, los primeros que debemos de poner en valor nuestro trabajo y, como colectivo, demostrar a la sociedad todo lo que podemos aportar. Lamentablemente, la palabra “protocolo” es utilizada en muchas ocasiones de forma peyorativa asociándose, por ejemplo, a gastos innecesarios, a suntuosidad o a ideas rancias o antiguas, cuando considero somos una profesión histórica cuyos profesionales han sabido evolucionar a lo largo de los tiempos, yendo incluso un paso por delante de lo que demanda la sociedad en cada momento. Claro ejemplo de ello es la adaptabilidad que durante la pandemia han demostrado todos los compañeros con su gran trabajo, entrega y dedicación para seguir realizando eventos con un resultado sobresaliente en un entorno y con unos condicionantes tan difíciles de manejar.
Su Galicia del alma. ¿Qué representa para usted?
El lugar ideal para vivir que tiene todo lo que necesito en mi día a día: sus campos, sus playas, su cultura, su gastronomía… Soy un afortunado por haber nacido en esta región. Creo que España en general es un país fantástico para vivir y quizás nosotros, los oriundos, somos demasiado críticos e inconformistas y tal vez estamos poco arraigados a nuestro país.
¿Y qué le dice esto de encontrarnos en Año Xacobeo? Con él aumenta mucho el interés social, espiritual y cultural. Pero también se dispara el número de actos.
En un contexto normal, me refiero a sin la presencia del Covid, Galicia hubiese sido uno de los lugares de referencia internacional por ser Año Santo. Lamentablemente, la pandemia nos ha condicionado y eso se traduce en una ralentización de actividad, no solo en Galicia, sino en todas partes. Actualmente estamos ya en fase ascendente en lo que se refiere a número de actos, y confluyen dos factores determinantes que son excelentes para Galicia: la vuelta paulatina a la normalidad y el Xacobeo, prorrogado hasta el año 2022 según se recoge en la Penitenciaría Apostólica firmada por Su Santidad El Papa Francisco. Estos dos factores, junto con el entorno y los magníficos profesionales que tenemos en Galicia, harán que lo que queda de 2021 y el 2022 sea un hervidero de eventos institucionales, sociales, culturales y de todo tipo en el Finisterrae.
Fíjese que por ser Año Xacobeo, Santiago de Compostela va a acoger en noviembre un gran congreso de protocolo. Usted está en la organización. ¿Qué debemos esperar de este gran encuentro?
Realmente creo que no estamos ante un congreso convencional, sino ante el CONGRESO DEL REENCUENTRO. La profesión ha sufrido mucho las consecuencias de la pandemia y estamos ante la mejor oportunidad para retomar nuestro marco de convivencia, que es la interacción con los demás y las relaciones personales. Como comentaba antes, la pandemia trajo consigo un lugar de encuentro común en el que todos tenemos nuestro espacio, que es el OBSERVATORIO. Cada sesión, y van 27, consigue congregar a cientos de profesionales ante la pantalla de un ordenador o de un dispositivo móvil y, por fin, el Congreso supone la oportunidad de vernos presencialmente, de ponernos cara, de intercambiar nuestras impresiones y experiencias y, por supuesto, de seguir aprendiendo y disfrutando de la sabiduría, no sólo del gran elenco de ponentes que tenemos preparado, sino también de cada uno de los miles de profesionales que se aglutinan bajo las siglas del OPPE.
¿Su Super Dépor?
Pues qué quiere que le diga: por mis venas corre el color blanquiazul y mi equipo es el de mi ciudad, el REAL CLUB DEPORTIVO DE LA CORUÑA. Desde que fui al Estadio de Riazor con apenas 6 años, me quedé prendado del Club, del maravilloso estadio con la playa al fondo y, sobre todo, de su gran afición y del estupendo ambiente que se vive en cada partido. Por todos es conocido que el equipo no está atravesando por su mejor momento, pero estoy seguro de que algún día volveremos a la élite del futbol y que tendremos de nuevo la ocasión de disfrutar de aquellas noches mágicas con partidos épicos como los que hemos vivido en la etapa del Súper Dépor.
Le gusta andar en bicicleta y le encanta el contacto con el campo.
Así es. Las dos cosas. Me gusta el contacto con la naturaleza. Y he de decir que me considero afortunado, ya que mi familia es oriunda de Vilasantar, un pequeño municipio de 1.500 habitantes del interior de A Coruña, y allí tenemos una casa con una finca que me permiten desconectar y estar en contacto con la naturaleza siempre que mis ocupaciones me lo permiten. El poder disfrutar de mi familia, especialmente de mis hijos, en ese lugar tan especial supone para mi un auténtico privilegio.
Y también le gusta mucho leer y escuchar música. ¿Sus autores literarios y musicales preferidos?
Mi autor literario por excelencia es el gran Gabriel García Márquez. Me he leído toda su obra y es un escritor que me apasiona, aunque hay también otros con los que disfruto mucho como Luis Sepúlveda, Ken Follett o Ildefonso Falcones. Como se puede deducir, me gusta mucho la novela histórica. Respecto a la música me encanta la latina y la propia de los 80 y los 90. No obstante, disfruto todos los estilos en general.