SUSANA GUINDO
El Festival Jardín de las Delicias es una de las citas culturales más innovadoras que se celebran en la capital española. Desde su primera edición, en 2018, este evento ha sabido consolidarse como una celebración imprescindible dentro del panorama musical y artístico de la capital.
El recinto de Cantarranas Campus de la Universidad Complutense ha sido el encargado de acoger esta nueva edición del festival los pasados 20 y 21 de septiembre. Un evento que tiene como eje central el desarrollo de originales actividades que conviven junto a una variada gastronomía, una oferta musical nacional y el respeto al medioambiente. La edición 2024 contó con la presencia de artistas y grupos como Andy y Lucas, Hombres G, Coti, Taburete, Juan Magán, 84, La Oreja de Van Gogh, Viva Suecia, La La Love You, Beret, Marlon, Malmö 040, Inazio, Ardiya y Besmaya, entre otros.
“El objetivo del evento es dar la bienvenida al nuevo curso por todo lo alto, con innumerables sorpresas, la mejor música y siempre con un marcado respeto con el medioambiente”
El Jardín de las Delicias Festival es un evento relativamente reciente en el panorama musical madrileño, va por su 5ª edición. Sin embargo, rápidamente se ha convertido en un referente para los amantes de la música en español, la fantasía y la buena gastronomía. Este año, prometía seguir sorprendiendo y ¡lo ha conseguido! Los organizadores no solo han seleccionado un cartel de lujo, también han seguido apostando por decorados coloridos, cuidados al detalle, que transforman el espacio en un cuento de hadas.
La buena organización, un cartel muy bien elegido y una exitosa campaña de comunicación y marketing se unieron para lograr agotar todos los abonos y entradas, reuniendo así a más de 55 000 espectadores. Contó entre sus actividades con espectáculos visuales, actores, performances o happenings que hicieron experimentar al público una vivencia única con una cuidada y variada gastronomía.
El origen del festival
El Jardín de las Delicias toma su nombre del célebre cuadro de El Bosco, obra en la que se entrelazan lo lúdico y lo pecaminoso, lo divino y lo terrenal, un universo caótico donde si algo predomina es lo surrealista. El festival toma como inspiración esta dualidad para crear una experiencia que combina música, arte y performance, desafiando todas las expectativas de su exigente público.
El evento tiene lugar a mediados de septiembre en la Universidad Complutense de Madrid, lo que añade un toque universitario y juvenil a la atmósfera, atrayendo a un público joven que busca disfrutar de una propuesta artística diferente y festiva para despedir el verano.
Más allá de la música: arte y performance
Una de las características más llamativas del Jardín de las Delicias es su énfasis en estimular todos los sentidos. Su diferencia con otros festivales de música es su enfoque multidisciplinario. Además de los conciertos, el festival incorpora una amplia gama de actividades artísticas y sensoriales, convirtiendo el recinto en una especie de «jardín de experiencias”. Instalaciones interactivas, performances teatrales, intervenciones artísticas y espacios de recreación crean una atmósfera envolvente que transporta a los asistentes a un mundo alternativo.
El recorrido por el festival es, en sí mismo, una experiencia artística. Los escenarios están rodeados de elementos decorativos que invitan a la inmersión: esculturas surrealistas, juegos de luces y proyecciones audiovisuales que juegan con la percepción del espacio. Además, muchos artistas ofrecen espectáculos itinerantes, interactuando con el público y generando momentos espontáneos que refuerzan el carácter único del festival.
No solo la música y las artes visuales juegan un papel importante, sino que también se presta especial atención a los aromas, los sabores y las texturas. Los food trucks y puestos de comida presentes en el festival ofrecen una amplia variedad de opciones culinarias que complementan la experiencia general. Desde tapas españolas hasta propuestas de comida internacional, la gastronomía es una parte integral de la oferta del evento.
Un festival con una estética muy cuidada
Si hay una característica que convierte este Festival en una experiencia única e inolvidable, que lo diferencia del resto de festivales, es su cuidada estética y su ambiente mágico. El recinto de Cantarranas del Campus de la Universidad Complutense alberga criaturas fantásticas muy coloridas y divertidas que pasean por cada uno de sus rincones interactuando y disfrutando de la buena música con los asistentes. Pasear por el recinto es como estar inmerso en un cuento de hadas lleno de criaturas mágicas.
Música y artistas
El corazón del Festival Jardín de las Delicias es su cartel musical, que presenta una mezcla de géneros y estilos, abarcando desde el pop y el rock hasta la música electrónica. El festival se caracteriza por ofrecer una alineación diversa, que incluye tanto a artistas consolidados como a nuevas promesas del panorama musical español. A lo largo de las diferentes ediciones, han actuado bandas y solistas como Leiva, Izal, Miss Caffeina, Vetusta Morla, Nil Moliner y Sidecars, entre otros.
La música en directo se distribuye a lo largo de varias horas rn dos diferentes escenarios del festival que permiten al público disfrutar de una gran variedad de géneros en un solo espacio. Este eclecticismo es uno de los aspectos más destacados del festival, ya que ofrece una experiencia inclusiva y versátil para los asistentes.
Público y ambiente
El público que acude al Jardín de las Delicias es principalmente joven y universitario, aunque el ambiente del festival también atrae a muchas personas de todas las edades que buscan una experiencia cultural diferente. La atmósfera que se respira es de fiesta, pero también de curiosidad artística y deseo de descubrir nuevas propuestas.
A diferencia de otros festivales de música donde el foco principal es el escenario, en el Jardín de las Delicias la experiencia es más amplia y multidimensional. Los asistentes no solo acuden por la música, sino por la posibilidad de vivir un día entero inmersos en un entorno que mezcla arte, creatividad y diversión.
Los conciertos
Sin duda son el alma del festival. Artistas consolidados actuaban sobre el escenario principal bajo un hashtag común, #noslascantamostodas. Y pese a un público con edades tan dispares, allí se cantaron todas. A escasos metros, este enclave principal convive con un espacio creado para grupos emergentes, el escenario secundario que han denominado “el Bosque”.
Uno de los puntos fuertes de este evento, más desde el punto de vista organizativo, fue la exquisita puntualidad. Los organizadores lo tenían claro, ¡el tiempo es oro! Cada artista que subía al escenario lo hacía ¡en tiempo! Y acababan puntuales. No había lugar para demoras. Los técnicos contaban con solo 30 minutos entre artistas para hacer todos los cambios necesarios. Y tras el escenario, un amplio despliegue de tarimas móviles, llenas de instrumentos que facilitaban los cambios de artista.
“En los festivales no hay tiempo para realizar pruebas de sonido. El tiempo es oro”
Un Festival en el que intervienen de manera consecutiva diferentes grupos tiene que contar con una zona de cambio, de Backstage, muy amplia. Se podría decir que un festival cuenta con dos escenarios, uno que se ve y otro en la parte trasera. Esa parte trasera se utiliza para hacer todo el cambio de backline (todo el equipo electrónico de amplificación de audio que se coloca detrás de una banda o agrupación sobre un escenario). Se organiza a través de tarimas provistas de ruedas para facilitar su movimiento y que los cambios de grupo sean rápidos. En cada una de ellas se arman los instrumentos de los diferentes artistas y están perfectamente identificadas. Este montaje, imperceptible para el público, es una de las mayores diferencias entre un concierto y un festival.
Pero para que todo esto fluya, no basta con eso. Aquí entran en juego los técnicos de sonido, que son los encargados de conseguir que la música nos llegue al gran público de manera perfecta. Si estuviéramos en un concierto con un único artista, los técnicos habrían pasado horas probando y ajustando. Pero estamos hablando de un festival. Aquí no existen esas horas. Por ello, no hay pruebas de sonido. Aquí lo que se utiliza son los “chequeos de líneas”. Los técnicos de sonido realizan ese chequeo de líneas que consiste en asegurarse que el sonido de todos los instrumentos llega perfectamente la mesa de sonido. Respecto a la parte profesional del técnico de sonido, su principal labor es “acomodar la mesa” de acuerdo a la mezcla que el artista necesita. Por eso, habitualmente, el técnico va con una sesión de otro concierto grabada en un pendrive que carga en la mesa antes de comenzar el concierto. De esta manera se consigue mayor exactitud y más rapidez a la hora de establecer algunos parámetros.
Uniendo todos estos estos elementos, los organizadores consiguieron una sincronización perfecta que permitió evitar los incómodos retrasos.
Un festival comprometido con la sostenibilidad
Teniendo muy presente la magnitud del evento, los organizadores consideran que es su responsabilidad establecer medidas sostenibles que conviertan el festival en un lugar respetuoso con el medio ambiente.
Las dos últimas ediciones del festival obtuvieron el certificado a Greener Future en la categoría Improvers por su recorrido en el marco de los eventos comprometidos con la sostenibilidad. Este reconocimiento valora el trabajo y la dedicación significativa de Jardín de las Delicias con el proceso de mejora continua, reduciendo los impactos ambientales negativos y potenciando el legado positivo.
Dentro de las acciones que ponen en marcha, destacaría las siguientes:
Movilidad sostenible. Son conscientes de las miles de personas que se desplazan hasta el festival durante los dos días de celebración, y por ello se responsabilizan de que sea una movilidad lo más sostenible posible con dos acciones fundamentales:
- Autobuses de la EMT eléctricos lanzadera para llegar y volver del festival.
- Aparcamiento gratuito para los 50 primeros coches eléctricos que dejen estacionado su coche en el parking de Ciudad Universitaria.
Economía circular. La sostenibilidad empieza desde dentro del festival. Reutilizan una gran parte de los materiales y elementos decorativos (85-90%), y fomentan el alquiler de plantas, mobiliario y otras infraestructuras en lugar de su compra, reduciendo así el consumo de recursos naturales y minimizando la generación de residuos. Destacaría elementos como las telas de yute ignífugas que, por todo el recinto, cubrían y al tiempo decoraban vallas y torres.
Energía. Otro aspecto clave de su estrategia sostenible es la exclusiva utilización de grupos electrógenos del modelo Stage V, los cuales se monitorizan para garantizar una gestión eficiente de la energía. exigen a todos los implicados en el Festival un consumo eficiente, al mismo tiempo que, cuentan con un plan de actuación frente a posibles fugas o derrames y fomentan también el consumo de agua a partir de la red de abastecimiento municipal.
Asimismo, cuentan con la política de solicitar el uso de vasos o botellas reutilizables a todos los involucrados en la producción del festival, así como con dispensadores de agua por toda la zona de backstage, incluyendo los camerinos. Para una gestión eficiente de los residuos, han creado un sistema de recogida selectiva que permite recuperar de manera segregada los diferentes tipos de desechos.
Compromiso social. El festival no solo ha demostrado un creciente interés por la sostenibilidad sino también por el compromiso social, poniendo un énfasis especial en la inclusión y la accesibilidad, con instalaciones adaptadas para personas con movilidad reducida.
Igualdad y diversidad
Para el equipo de Jardín de las Delicias es de vital importancia fomentar un ambiente inclusivo y seguro donde todas las personas se sientan bienvenidas, respetadas y representadas. No entienden la diversión y el disfrute de la música sin que se cumplan estas tres premisas.
Gracias a la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid, cuentan con un espacio de Diversidad y de Igualdad en el que todas las personas pueden obtener información, plantear cuestiones de género e inclusión, así como ser atendidas, si fuera necesario, ante cualquier posible episodio de acoso, abuso físico y/o verbal, o agresión.
El Jardín de las Delicias se ha convertido en un nuevo punto de encuentro para los amantes de la música al tiempo que un espacio para promover la música en español y todo ello dentro de un cuento de hadas.