¿Cómo calificas lo sucedido el pasado día 2 de mayo con motivo de los actos de celebración del Día de la Comunidad de Madrid? ¿Todos están exagerando acerca de lo ocurrido o te parece un tema realmente serio que daña la labor de los profesionales del protocolo?
Me pareció lamentable el comportamiento del ministro Bolaños. La profesional de protocolo ejerció su labor correctamente. Por supuesto que se daña la imagen de la profesión. Es un momento perfecto para ponernos en nuestro sitio y afianzar nuestra imagen.
Más que exagerando se está manipulando por intereses electorales.
¿Crees que los servicios de Protocolo de la Comunidad de Madrid actuaron correctamente o debieron ser más flexibles ante la circunstancia de contar con un ministro del Gobierno de España que no estaba invitado al acto pero que, en el fondo, es un ministro?
En absoluto. Ya está bien de que aquí, por el hecho de ocupar un cargo, se haga lo que le place en ese momento. Tenemos leyes y reglamentos que además aprobaron ellos y que regulan nuestro trabajo y el suyo.
El orden de un evento lo marca el anfitrión y el protocolo fue más que correcto. Ya está bien de «aquí todo vale»
¿Pudo evitarse el incidente o, ante las circunstancias políticas conocidas por todos, el problema no tenía solución?
Cuando alguien va a provocar no se puede evitar, si no hubiera sido así, pues se habrían buscado la manera. Estamos ya en campaña desde enero y las encuestas pues dicen lo que dicen.
Por desgracia nos quedan muchos episodios como éste hasta final de año.
¿Cuál hubiese sido a tu juicio (teniendo siempre en cuenta las malas relaciones institucionales) la mejor solución?
Lo que se hizo. Para mí, y por lo que mi entorno comenta, la actuación de la responsable de Protocolo fue de aplaudir.
¿Qué consecuencias crees que tiene este incidente para nuestra profesión? ¿Estamos indefensos ante nuestros jefes, ya sean políticos o empresariales? ¿Es bueno que haya pasado algo así para que la sociedad conozca la importancia de nuestro trabajo?
Más que las consecuencias, me preocupa cómo reaccionemos nosotros. Si sabemos gestionar está crisis podemos sacar muy buen provecho de la situación y que nos beneficie.
Estamos indefensos, no sólo ante nuestros jefes, sino ante la sociedad que no sabe muy bien qué es el trabajo de un protocolista. Y, sobre todo, con el intrusismo que hay en nuestra profesión.
Respondiendo a la última pregunta, nos beneficia y mucho si sabemos aprovechar el protagonismo.