JUAN LUIS FUENTE
Cuando el trabajo le deja, al menos dos veces por semana, se pone sus guantes rosas, color que adora, y practica fitboxing. Como lo oyen. A esta mujer de semblante dulce y de espíritu pacífico le gusta golpear la bolsa de arena hasta más no poder; le calma ese tiempo en el que son solo están ella y el saco. Sus obligaciones en la organización de grandes eventos y congresos nacionales e internacionales en la industria farmacéutica la dejan completamente exprimida y este deporte le devuelve a su realidad personal, a su vida, a la pasión de su vida que es su hija, a disfrutar del ballet, del arte, del mundo de maquillaje y la moda, que le apasionan. Vamos, que no se espera uno lo de las manoplas de boxeo, aunque sean rosas. Pero, por encima de todo, su vida es el protocolo, una actividad que le ayudó a superar algunos de sus momentos vitalmente más duros y en la que encontró lo que más le gustaba del mundo: organizar eventos y llegar a ser profesora del ramo. Es Mar Gil González, reconocida experta en eventos corporativos con amplia experiencia en el sector farmacéutico, en donde trabaja actualmente, quien al menos ya ha cumplido estos dos objetivos. Y lo ha hecho trabajando duro desde el denominado “protocolo empresarial”, al que defiende a capa y espada. “Sí, además como una especialidad dentro del protocolo; incluso tiene entidad propia”, afirma esta mujer cariñosa y buena, ecléctica y empática, muy fiel y leal que no soporta la mediocridad ni la falta de educación o ética. Trabajadora donde las haya, siempre tiene un buen gesto para todo el mundo. Lo pueden comprobar a continuación.
¿Cómo empezó en esto que llamamos vida profesional?
Mi incursión en el mundo laboral fue temprana. He trabajado de cara al público en centros comerciales, en marcas de lujo, en despachos de abogados y, finalmente, casi por accidente, haciendo una sustitución de verano en la recepción de una farmacéutica japonesa, entré en el sector eventos corporativos.
¿Su primer flechazo con el protocolo y la organización de evento?
Bueno, no. Digamos que en este mundo entré gracias a la boda de SSMM los Reyes. En la retrasmisión de este evento vi por televisión a Carlos Fuente en un programa en el que comentaba la boda. En ese momento supe que había una escuela (la Escuela Internacional de Protocolo) donde se podía estudiar esta maravillosa disciplina. Hasta ese momento, mis conocimientos en protocolo se limitaban a las recomendaciones de mi padre de libros sobre el tema y que comentábamos juntos. Para mí, saber que podía acceder a estudiar algo que tanto me gustaba y que creía destinado a tan pocos, fue como una luz en mi camino.
Y se puso manos a la obra…
Sí. Con mucho esfuerzo por parte de mi padre, realicé un primer curso de Experto en Protocolo y Ceremonial en un terrible momento de mi vida por la pérdida, en un breve periodo de tiempo, de mi abuelo (con el que convivíamos) y de mi madre, que falleció demasiado joven de un cáncer. Ese curso me sacó de la depresión y de mi tristeza. Encontré a personas maravillosas que hoy han llegado a ser muy importantes para mí, personas a las que quiero y admiro. Gracias a la generosidad infinita de alguien como Carlos Fuente hice la diplomatura y hoy soy quien soy. Gracias a todos aquellos profesores y, en especial, a determinadas personas que cada día en clase me daban su cariño y su apoyo, encontré mi camino. Para mí, el protocolo y la organización de eventos están estrechamente ligados a mi vida personal. Siempre son mi tabla de salvación, tanto que me emociono al hablar de ello. Es increíble cómo de una situación personal terrible ha podido surgir algo tan maravilloso.
“Para mí, el protocolo está estrechamente ligado a mi vida personal. Siempre es mi tabla de salvación, tanto que me emociono al hablar de ello. Es increíble cómo de una situación personal terrible ha podido surgir algo tan maravilloso”
¿Ya supo entonces que lo suyo era el protocolo de empresa o fue por esa casualidad a la que aludió con la farmacéutica?
Realmente fue por esa casualidad. Empecé en la recepción y posteriormente fui pasando por diferentes áreas que organizaban eventos, como el departamento médico, el de marketing, unidad de oncología, etc. Ahí me di cuenta de lo importe que es el protocolo empresarial y de que me gustaba mucho este campo.
Se le enciende la cara hablando de esto…
Es que me apasiona este mundo. En él jamás dejas de aprender y no paras de crear y ver cosas nuevas. Hay algo adictivo en esta disciplina en cualquiera de sus áreas. Cuando me pongo en “modo evento” no hay nada más, es un universo paralelo que te estresa y que te sube la adrenalina, el orden dentro del desorden, el contacto con las personas. Sensaciones sin las cuales no concibo ya mi día a día. Hacer sentir, emocionar y transmitir. Vamos, son poderes que tenemos, aunque muchas veces no seamos conscientes de ello. Como todo gran poder, asumimos una gran responsabilidad, pero no lo cambio por nada.
“Cuando me pongo en “modo evento” no hay nada más, es un universo paralelo que te estresa y que te sube la adrenalina, el orden dentro del desorden, el contacto con las personas. Sensaciones sin las cuales no concibo ya mi día a día”
¿Cómo combate ese estrés? Con el boxeo, me imagino…
Pues mire, aunque parezca una incongruencia, lo combato con el propio trabajo, cuanto más controlado tengo el evento, menos estresada me siento. Aunque reconozco que el boxeo también ayuda, con mis guantes rosas, como bien dice usted. (Risas).
¿A qué aspira con esta profesión?
A seguir aprendiendo de los mejores, a hacer cada día mejor mi trabajo, a poder enseñar a otros todo lo que la palabra “protocolo” esconde y que pocos se atreven a descubrir. Me encantaría conseguir que el protocolo fuera un pilar fundamental de la sociedad actual, posiblemente nos iría mucho mejor.
Usted es experta en protocolo empresarial. ¿Cómo los ven en este mundo?
Si se refiere al farmacéutico, creo que las compañías cada vez son más conscientes de la importancia de tener personal cualificado en esta disciplina para gestionar sus eventos. Aunque no siempre estamos dentro de un departamento que se denomine “protocolo”; es más habitual llamarlo “departamento de eventos”, que estemos dentro de marketing o comunicación o cualquier otra denominación en inglés, como suele pasar con las empresas multinacionales. Es decir, creo que todavía consideran que el protocolo es algo ajeno a la organización de eventos. Por poner un ejemplo, en las empresas en las que he estado no había departamento de protocolo como tal, pero sí de eventos con diferente nomenclatura según la farmacéutica.
¿Y cómo es su día a día?
Poco atractivo, la verdad. En el sector farmacéutico tenemos mucha burocracia y mucha normativa que requieren, por ende, mucho trabajo de oficina antes de ejecutar los eventos. Personalmente, me ha ayudado mucho mi paso por otros empleos, como trabajar en un despacho de abogados para entender su importancia. En un estado de normalidad prepandemia conocer diferentes espacios y realizar las visitas de prospección en busca del espacio o venue perfecta también forma parte de esa cotidianeidad.
¿Cuáles son las claves para ser un buen experto en un área tan compleja como la suya?
Lo principal es dominar el compliance o normativa de la compañía y del sector. Para mí el código de Farmaindustria es como el Real Decreto de Precedencias para los compañeros de oficial. Es muy importante conocerlo, saber qué se puede hacer y qué no en un evento. Por poner un ejemplo básico, no se pueden realizar reuniones en un hotel de 5 estrellas si a esa reunión acuden médicos, enfermeros, etc. Nosotros los denominamos HCP (health care profesional). Siento la denominación en inglés, pero es la habitual en mi sector. Otro ejemplo que le va a sorprender: actualmente no se pueden regalar bolígrafos con colores o con logo de la marca. Además, tienes que conocer las políticas de tu empresa, que pueden ser incluso más restrictivas que el propio código, sus valores y su misión.
“Lo principal en la industria farmacéutica es dominar el ‘compliance’ o normativa de la compañía y del sector. Para mí el código de Farmaindustria es como el Real Decreto de Precedencias para los compañeros de oficial”
Ciertamente severa esta industria…
Así es. A diferencia de otras disciplinas, como el protocolo oficial, no cumplir con este código conlleva grandes sanciones económicas y es un daño muy serio para la imagen de la compañía y, por tanto, para los accionistas. No cumplir con el Real Decreto nos puede acarrear otro tipo de problemas que mis compañeros de oficial conocerán mejor que yo, pero en ningún caso sanción económica. Y hablamos de cantidades muy elevadas.
¿Cuáles son las grandes barreras entre el protocolo oficial, social, cultural, etc. y el puramente empresarial?
Sobre todo, que se considere que el empresarial no tenga la misma importancia que el resto. Siempre tendemos a asociar protocolo con protocolo oficial y darle mayor importancia. Sin ir más lejos, en el pasado Congreso de Protocolo y Eventos celebrado en Santiago de Compostela, los medios de comunicación que asistieron solo querían entrevistar a ponentes o asistentes relacionados con el protocolo oficial. Sin embargo, el empresarial tiene gran importancia y mueve millones de euros; es un protocolo vivo que tiene que adaptarse continuamente a cada empresa y a sus requerimientos en cada momento. Es muy triste, pero a veces parece que el protocolo empresarial es de segunda, y nada más lejos de la realidad.
Lógicamente, le iba a preguntar por este congreso. ¿Qué balance realiza de este encuentro organizado por el Observatorio de Protocolo, del que usted forma parte?
Pues no puede ser más positivo. No hace falta que lo diga yo: el número de inscritos ya habla por sí solo del éxito que ha tenido. Una cita que no se podría haber llevado a cabo sin el firme deseo del Observatorio por celebrarlo. Fue un congreso que los propios miembros hemos gestionado y materializado a través de sus comités ejecutivo y científico, con un programa que abordó diferentes temáticas en las que todos pudimos encontrar nuestro lugar. Discutimos y debatimos sobre temas de actualidad en los que el Observatorio seguirá trabajando y estudiando.
“El balance del congreso de Santiago de Compostela no puede ser más positivo. No hace falta que lo diga yo: el número de inscritos ya habla por sí solo de su éxito. Una cita que no se podría haber llevado a cabo sin el firme deseo del Observatorio por celebrarlo”
Un congreso que tuvo como presidente de honor al rey Don Felipe…
Sí, en efecto. En general, destacaría el respaldo que hemos tenido por parte de las instituciones, desde la aceptación de Rey como presidente del Comité de Honor hasta la presencia in situ de autorizades como el presidente de Xunta y el alcalde y el arzobispo de Santiago. Creo que esto deja clara la transcendencia ý la repercusión que consiguió este congreso.
Muchos lo denominaron el “congreso del reencuentro” tras la dura pandemia.
Cierto. Una vez más, siguiendo con el espíritu del Observatorio, fue el punto de encuentro de la profesión, de los profesionales y, sobre todo, de amigos y compañeros. Tuvo momentos muy emotivos y emocionantes, con palabras que nos llegaban y, por qué no decirlo, que en algún momento hacían que se escapara alguna lagrimilla, con sorpresas inesperadas, sonrisas, reencuentro con viejos amigos y comienzo de nuevas amistades. Fue un congreso de emociones y de unión para la profesión. Porque, al fin y al cabo, ¿qué son los eventos sino emoción? Y eso es justo lo que hemos conseguido en este congreso.
Usted fue una de las tres ponentes del debate abierto sobre protocolo y empresa. ¿Con qué se queda de lo abordado en esta mesa?
Principalmente, con mi defensa del protocolo empresarial como especialidad dentro del protocolo. Como dijo alguien a quien admiro mucho, “tú puedes saber de medicina general, pero luego tienes que especializarte”. El protocolo empresarial tiene incluso entidad propia. Es algo en lo que los tres ponentes de la mesa estamos de acuerdo y pusimos de manifiesto. Creo que es importante que los lectores sean conscientes de su importancia; tuvimos el honor de ser la mesa de clausura y fue un debate interesante que nos supo a poco. Tanto asistentes como ponentes queríamos más y eso es síntoma de que necesitamos tener más foros para poder hablar de ello y debatir diferentes cuestiones de esta especialidad.
¿Qué hay que cambiar en la profesión?
Que se contrate a personas con formación en protocolo y eventos. Que las ofertas de trabajo exijan estos estudios. Que no tengamos miedo de llamar “departamentos de protocolo” a las áreas que organizan eventos. Cuando nombras algo, esto toma entidad y existe. Por eso hay que intentar que sea así. Cada vez son más, pero aún queda mucho para que las empresas entiendan que la excelencia se consigue contratando al personal con la formación adecuada para ejecutar esos eventos. Está en juego su imagen corporativa y me atrevo a decir que la optimización de sus beneficios. Al igual que contratan a un abogado para el departamento legal, deben contratar a una persona con el grado en protocolo y eventos para llevar a cabo toda esa actividad. Y hay que superar la estrecha idea de que el protocolo es solo etiqueta.
¿Quiere decir que tenemos algo de complejo con lo de “ser de protocolo”?
No creo que ni mis compañeros de otras especialidades ni yo tengamos ningún tipo de complejo. Es más, creo que nos sentimos muy orgullosos. Para mi decir que “soy de protocolo” es un honor, no un complejo. Pero nos guste o no, tanto la sociedad general como muchas empresas todavía no son conocedoras de todo lo que implica esta palabra y, por eso, sobre todo en protocolo empresarial, no está estandarizado que los responsables de eventos pertenezcan al departamento de protocolo. Valga la redundancia. Por supuesto, hay excepciones, pero si me paro a pensarlo, las empresas que yo conozco que tienen dicho departamento, tienen muchos eventos en su día a día en el que interactúan con autorizades, es decir, entra en juego el protocolo oficial. Y la realidad es que en protocolo empresarial no todos los eventos son con autoridades. En mi caso, prácticamente el 100% de los eventos se celebran sin ellas.
“El Observatorio de Protocolo es un hito sin igual en la profesión. Nació de una situación difícil, la pandemia, pero debe su éxito a que dio respuesta a una necesidad de la profesión en general. Un lugar de unión de todos los profesionales en el que están representadas todas las asociaciones”
Ya hemos dicho que forma usted parte de la junta directiva del Observatorio Profesional de Protocolo y Eventos. ¿Qué nos puede decir de él?
Que es un hito sin igual en la profesión. Nació de una situación difícil, como la pandemia, pero debe su éxito a que dio respuesta a una necesidad de la profesión en general. Un lugar de unión de todos los profesionales, independientemente de su especialidad, donde, además, tenemos la gran suerte de que todas las asociaciones estén representadas. Es un foro donde compartir y debatir problemas que nos encontramos cada día en el ejercicio de nuestra profesión. Estudiamos eventos y situaciones, se generan iniciativas, nos ayudamos unos a otros y trabajamos por el bien de la profesión y la unificación de criterios.
¿Su labor concreta en él?
Las diferentes comisiones trabajan para estudiar, recomendar y subsanar posibles problemas de esa área en concreto o para poner en marcha diferentes proyectos. En mi caso, pertenezco a la Comisión de Protocolo Empresarial y trabajamos en diferentes programas. Una prueba de la importancia del Observatorio y sus diferentes comisiones es que cuando volvimos a la nueva normalidad nos llegaron muchas preguntas y, por supuesto, también a la comisión de empresa. Entre ellas recuerdo una de otra persona que trabajaba en el sector farmacéutico. Algo que parece muy simple pero que pone de manifiesto la importancia de tener un lugar donde consultar y aglutinar criterios.
En alguna entrevista le he escuchado hablar del intrusismo en la profesión. Sin duda, es algo que le preocupa.
La verdad es que sí. Y no me refiero a las personas que llevan toda la vida en la profesión y que, hasta hace unos años (bastantes he de decir) no tenían la oportunidad de estudiar un grado de Protocolo. Me refiero a todas esas personas que no tienen la preparación y los estudios adecuados para ejercer la profesión. En muchos sectores se tiene la idea de que cualquiera puede organizar un evento y luego pasa lo que pasa: que te encuentras a personas que han hecho un minicurso de protocolo (o ni siquiera eso) y que gestionan eventos con un resultado que dista mucho de ser óptimo o, en el mejor de los casos, no se saca todo el partido y beneficio que se podría sacar a ese evento. Ahora bien, el problema no reside en estas personas sino en las entidades que las contratan y dan esa responsabilidad a sabiendas de que no tienen los estudios y conocimientos necesarios. Por eso es para mi tan importante la labor de concienciación que se hace al respecto desde el Observatorio. Y, sobre todo, en cuanto al tema de la colegiación.
Antes le preguntaba por sus aspiraciones profesionales Ahora lo hago por las personales.
Sencillamente, aspiro a poder vivir tranquila con mis necesidades cubiertas, descubriendo mundo y haciendo lo que me gusta. Hasta hace poco uno de mis sueños en la vida era llegar a ser profesora de protocolo y se ha cumplido ¡Qué más puedo pedir! Ser ejemplo e inspiración para otros. Sobre todo, para mi hija. Estar ahí de mayor para ella y no enfermar como mi madre. Mirar un día atrás y decir: “¡Lo hice! Hice todo lo que quise hacer y conocí todos los lugares que quise conocer”.
Sobre su sueño cumplido de ser profesora de protocolo, debo decir que la he visto en el congreso de Santiago disfrutando junto a quienes ahora da clases, y también con sus antiguos profesores…
Así es, entre ellos, usted. Fue toda una vivencia. La verdad es que me emocionó mucho poder conocer a mis alumnos personalmente. Me resultó muy emotivo que vinieran a saludarme y que compartiéramos risas y grandes momentos, primero por tener la oportunidad de conocerlos por fin no a través de una pantalla, y segundo, porque yo misma he vivido esa situación hace ya bastantes años. Y sí, mis propios profesores estabais también en el congreso y por un momento me paré y pensé en la ilusión que me hacía verlos de nuevo, que me hubieran visto crecer en la profesión y ser yo ahora la que esté al otro lado y junto a ellos. Es una sensación de orgullo y humildad a la vez. Es algo que me llevo para mí con profundo sentimiento del congreso.
¿Acabamos con sus aficiones, gustos y hobbies?
Es un tópico, pero me gusta leer, el ballet, el arte. Todo esto se lo debo a mi padre, que me enseñó a apreciarlo. Aunque siendo sincera, cada vez me cuesta más encontrar tiempo para estas actividades. Me encanta mirar a las alturas para descubrir las azoteas de los edificios y qué se esconden en ellos. Me gusta mimetizarme con la gente de los sitios a los que viajo. El mundo de maquillaje y la moda me apasionan. Y últimamente la decoración. Veo muchos videos y leo revistas sobre el tema.