ALICIA SÁNCHEZ CAÑADAS
Hace tiempo que quería escribir sobre este tema, del que desgraciadamente he vivido muy de cerca en los últimos meses. Hay ritos que nos acompañan a lo largo de nuestra vida, ya sean laicos o de diferentes religiones. Acompañar a nuestros familiares y amigos en acontecimientos importantes de la vida, como son el bautismo, la primera comunión, el matrimonio y los funerales. En cada cultura y religión se celebran de diferentes formas, pero sea como sea todos nos reunimos en estas ocasiones.
Desde los tiempos más remotos, en lo básico nos aseméjanos mucho a nuestros antepasados. El rito hasta hace pocos años ha tenido mucho que ver con la religión de cada pueblo; a medida que la sociedad se ha ido transformando y se ha optado por la laicidad, como por ejemplo en España.
El hecho de que haya una laicidad no significa que “todo valga”. Los ritos, la costumbre y el código de conducta está inspirado en los derechos humanos proclamados en 1948, y en los que se han ido modificando y aprobando posteriormente por las Naciones Unidas. También existen unos códigos de conducta de buenas prácticas de empresas de servicios funerarios.
Hoy en día se practican con total libertad y se han encontrado fórmulas para la celebración de los llamados “ritos de paso” laicos.
Un 74% de la población española es católica, aunque esta confesión pierde peso: aproximadamente la mitad de la población admite que nunca acude a ceremonias religiosas, excepto a bautizos, comuniones, bodas o funerales.
En pocos años hemos pasado de una sociedad confesionalmente católica a una sociedad plural; el aumento de la inmigración ha multiplicado por cuatro la religión islámica, los evangélicos se han duplicado y los ortodoxos han experimentado un crecimiento de un 160%. Además de estas confesiones encontramos centros de culto de testigos de Jeová, adventistas, hinduistas, siks, budistas, taoístas bahahistas, Santos del Último Día.
En definitiva, y tal como he escrito en otras ocasiones en diferentes temas, solamente con mentalidades abiertas, respeto y tolerancia conseguiremos vivir en paz y organizar eventos religiosos o laicos.
El respeto a la pluralidad es básico para hablar de funerales u otro tipo de eventos como matrimonios, bautizos, etc.
Desde el momento del nacimiento estamos expuestos a todo tipo de experiencias buenísimas, mediocres, malas y así se van intercalando a lo largo de nuestra vida.
Lo único claro es que la muerte nos devuelve a la igualdad. Desde mi punto de vista creo que hay que desdramatizar todo lo que envuelve a la muerte e intentar prepararnos para afrontarla con dignidad. Todo lo que nos ocurra en la vida es impredecible, menos la muerte.
Si nos adentramos en la historia, desde la prehistoria hemos celebrado ceremonias funerarias, miles de años después nos encontramos con los edificios funerarios del neolítico y de la edad del metal donde indican creencias en el más allá, donde se construían dólmenes y menhires.
En Mesopotamia nos llega la primera legislación escrita en tablillas de arcilla donde se hablaba del infierno y de que una vez ahí era imposible salir de él.
En la Grecia clásica encontramos al dios de los muertos HADES. Los griegos se preocupaban por dar un buen entierro a sus difuntos con el objetivo de proporcionarles felicidad por medio de ofrendas, al igual que en Roma donde se pensaba que los muertos seguían teniendo una presencia en las familias.
A principios de mayo se celebraban las fiestas de LEMURIA para tranquilizar a los difuntos y tener posibilidades de recibir de ellos beneficios.
El cristianismo se basa en la fe en la revelación de Cristo.
A lo largo de la historia ha originado el desarrollo de diversas iglesias.
En todas las religiones precolombinas encontramos mitos y creencias relacionados con la muerte. Aztecas, mayas, incas y otras comunidades de América Central y los Andes tenían creencias en una vida posterior a la muerte.
De Oriente del hinduismo y del budismo, nos llega la idea de la reencarnación: ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento.
Los hinduistas tienen especial predilección por ser incinerados en la ciudad de Benarés, a orillas del río sagrado Ganges. El ritual de incineración de los cadáveres cerca del río se prolonga durante varios días y está marcado por un estricto ceremonial.
Hasta hace pocos años en nuestro país se seguía el ritual católico y los cementerios estaban gestionados por la misma iglesia.
FUNERAL. Un funeral es una ceremonia que se celebra en honor a un difunto. Puede ser de dos tipos:
Funeral civil. Hoy en día es habitual que existan ceremonias civiles. He tenido oportunidad de asistir a un par de funerales civiles, uno fue muy emotivo ya que se celebró en la capilla del colegio donde había estudiado el finado. A pesar de celebrarse en un lugar sagrado, no hubo ninguna connotación religiosa: familiares y amigos dedicaron bonitas palabras hacia su persona y recordaron facetas de su vida, sonaron varias piezas de música para terminar con la favorita del joven fallecido. Fue muy emotiva a la par que triste ya que fue un fallecimiento imprevisto por un accidente de tráfico.
Este tipo de funerales civiles en muchas ocasiones dependen de las últimas voluntades del fallecido y de las costumbres de la zona.
En un funeral el protagonista es el difunto, generalmente ese día recibe todo tipo de elogios, estos eventos están dedicados a su memoria y para preservar los buenos recuerdos de todos los que compartieron parte de su vida.
Funeral religioso. El ataúd es colocado al pie del altar. Los invitados entran a la iglesia y se colocan en los bancos asignados.
Generalmente las filas delanteras están reservadas para los familiares más allegados, que también serán los últimos en entrar al templo.
En el momento de la salida el féretro portado por los familiares más allegados son los primeros en salir y detrás la comitiva familiar más cercana y a continuación el resto de los presentes.
Este protocolo y ceremonial varía según la condición del finado y la familia.
Recientemente hemos podido ver los funerales de Estado de la Reina Isabel II y del Papa Emérito Benedicto XVI.
Capillas ardientes de Saura y Amancio
Después de estas explicaciones preliminares quiero analizar las capillas ardientes del gran cineasta y director aragonés Carlos Saura instalada en la sede de la Academia de Cine de Madrid, y del gran futbolista Amancio Amaro, situada en el palco de honor del estadio Santiago Bernabéu.
Capilla ardiente Carlos Saura
Un día antes de recibir el Goya de Honor, fallecía el gran director y cineasta Carlos Saura, dado su delicado estado de salud, ya había acordado con sus hijos que fueran ellos los que subieran a recogerlo.
El lunes 13 de febrero en la sala de cine de la Academia de Cine de Madrid se instaló la capilla ardiente de este gran icono de la cultura de nuestro país.
Allí estuvo una banda de tamborileros de Calanda que aparecieron en la película Pippermint Frapé rodada en ese municipio del Bajo Aragón y tierra de su gran amigo Buñuel.
Al finalizar la tamborrada, su viuda dejo sobre el ataúd las baquetas de uno de los tambores.
El féretro quedó instalado en el centro sin banderas ni símbolos religiosos. Le acompañaban cinco grandes ramos de flores blancas en las que predominaban las camelias y las hortensias y cuatro candelabros dorados.
En el lado derecho del féretro se colocaron algunos de los objetos más queridos por Saura: una de las sillas que el director utilizaba en sus rodajes, sobre ella una rosa roja, sus gafas de “cola de ratón” y uno de sus sombreros de color negro. En la silla se apoyaba el “fotosaurio” (montaje de fotografías de sus películas) y en una mesa al lado una cámara de fotos que el mismo Saura había hecho y que siempre llevaba colgada del cuello, Saura’s Cam y en otra mesa el Goya de Honor que la Academia le acababa de otorgar.
En la pantalla detrás (cara al público) del féretro, se iban pasando unas secuencias de fotografías del artista en blanco y negro.
También se colocó un libro/cuaderno en el que los asistentes pudieron escribir unas palabras.
Capilla ardiente Amancio Amaro
Gran futbolista, una leyenda en el real Madrid y en la Selección Española. Presidente de honor del Real Madrid desde el fallecimiento de Paco Gento en enero 2022.
La capilla ardiente se situó en el palco de honor del estadio del Santiago Bernabéu. El féretro, presidido por una gran foto en blanco y negro y cubierto por la bandera del equipo y un crucifijo. Y el número “7” que lucio en su camiseta durante los años que estuvo en activo.
A un lado, las banderas de la Villa de Madrid, a su derecha y en el centro la bandera de España y a la derecha de esta la de la Comunidad de Madrid. Al otro lado del féretro dos banderas del Real Madrid. Lo rodeaban cuatro centros de flores blancas.
Cerca de las banderas del Real Madrid se encontraban las copas conseguidas en su carrera deportiva: la Copa de Europa de 1966, las 9 Ligas, las 3 Copas de España y la Eurocopa de selecciones de 1964.
Banderas
Desde mi punto de vista ¿es necesario colocar tantas banderas? Mi contestación sería que no, las tres oficiales sobran. Y en caso de colocarlas, ¿por qué están “enlutadas”? ¿Quién decretó el luto de Estado, autonómico o local? Creo que nadie decretó ningún día de luto.
Por otra parte, la bandera de España, si se pone, al no ser el palco de honor del Real Madrid un lugar oficial debería estar sin escudo. (Ley 39/81, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la bandera de España).
Y aunque ya he comentado que no deberían estar enlutadas las banderas oficiales, hago mención a cómo se enluta una bandera: la forma de enlutar las banderas que desde mi punto de vista no es la apropiada ya que el crespón en banderas interiores se coloca en la moharra y no en la tela de la bandera.
Bandera de España interior BIEN enlutada (crespón en Moharra)
Las banderas del Real Madrid no me parece mal que estén, ya que son enseñas corporativas del Club, pero estarían mejor con el crespón en la moharra.
“Es más digno ser ateo de buena voluntad, amante de la justicia y de la paz, que un religioso fundamentalista insensible a la ética y a la vida” (Leonard Boff).